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La bitácora personal de Ricardo Martín
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20 de agosto de 2010

La teoría del «valle extraño»

A veces las reacciones humanas cuando se enfrentan a la tecnología son de lo más curiosas. Tal vez uno de los más desconcertantes y también más estudiados en las últimas décadas sea el ha sido bautizado como «valle extraño», «valle inquietante» o «valle inexplicable» («uncanny valley» en inglés). Quien acuñó este concepto fue el robotista japonés Masahiro Mori en 1970. Lo hizo en alusión a una ya famosa gráfica que expresaba la familiaridad (o la aceptación) frente al parecido humano. Intuitivamente podríamos pensar que a mayor parecido humano del objeto o robot en cuestión, mayor familiaridad o confianza tenemos en él. Pero llegado un punto, ya cercano a la apariencia humana, en el que la familiaridad se desploma hasta índices más propios del terror o la desconfianza que de otra cosa. Si seguimos avanzando en el parecido humano, la familiaridad se dispara cuando nos encontramos con un humano real. En todos los casos, esta respuesta emocional se multiplica si el objeto es animado.

En realidad Mori no se basa en casos empíricos, sino en la pura intuición. Y creo que tiene razón. A pesar de ello sus críticos le han achacado esta falta de experimentación. Lo cierto es que todos nosotros podemos pensar en casos de robots con un conseguido parecido humano, incluso en sus movimientos, que nos provocan más rechazo que otra cosa. Yendo más allá, simplemente observando una máquina con movimientos «excesivamente humanos» (o animales) ya nos produce una extraña sensación. Recuerdo aquel vídeo de la «mula de carga» robótica –de nombre Big Dog— que había diseñado Boston Dynamics para el ejército norteamericano para transportar material por lugares escarpados. Era una especia de burra sin cabeza bastante siniestra.

Puede parecer una tontería, pero los diseñadores actuales de robots comerciales evitan que sus creaciones se parezcan o se comporten de manera demasiado humana. Es una carrera perdida, porque mediante la mecánica y la electrónica nunca se llegará a un nivel de apariencia cien por cien humano. Antes se conseguirá por métodos biotecnológicos. Por eso los robots tienen formas simpáticas, antropomorfas, pero que evitan copiarlos. Claro, salvo algunos experimentos que no hacen sino confirmar que Mori tenía razón. Y si no, ved estos vídeos:


Y para terminar, aquí está Big Dog en acción:



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