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La bitácora personal de Ricardo Martín
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26 de febrero de 2014

‘Rayuela’, un clásico difícil

Terminar de leer ‘Rayuela’ (1963) de Julio Cortázar supone todo un acontecimiento y un acto del que estoy orgulloso. Lo digo porque está considerado como un libro difícil. Efectivamente así es. En el momento de su publicación fue un choque, una ruptura con todo lo anterior. La novela latinoamericana estaba cambiando. Hoy podemos considerarla como una novela emblemática de una época en la que se ansiaba reformar las normas en el arte, y también en la política y en la forma de entender las relaciones personales.

Cortázar, el argentino más cosmopolita, reflejó en ‘Rayuela’ toda esa necesidad iconoclasta de dejar atrás todo lo establecido y, una vez conocidas las reglas, romperlas. Para ello se sirvió de una coartada en forma de personaje: Horacio Oliveira, un hombre de mediana edad extremadamente culto, arrastrado, descreído, algo pedante y esnob pero en el fondo muy vulnerable. La primera parte de libro narra sus andanzas en el París de los años cincuenta se reducen a formar parte del Club de la Serpiente, un círculo internacional de intelectuales amantes de la literatura y del jazz tanto como del alcohol y la juerga desmedida. Coprotagoniza la historia la Maga (o Lucía), una uruguaya con un hijo que parece vivir en un mundo bien diferente. Junto con el resto de los personajes, conforman un universo peculiar. Para mi gusto la mejor parte del libro con momentos de gran nivel (incluso humorístico) está en este primer bloque y es la historia de la concertista Berthe Trépat. La segunda parte se centra en la vuelta de Oliveira a Buenos Aires y su empleo en un circo de unos amigos primero y en un centro psiquiátrico después. De este bloque me gustó especialmente el pasaje de los tablones. Esa mezcla de absurdo y drama es insuperable. Por último, la tercera parte es sin duda la más prescindible. No aporta nada a la historia principal y puede llegar a irritar al lector más entregado. La componen recortes de noticias aparecidas en prensa, reflexiones sueltas, pensamientos sobre metaliteratura, relatos y algunos capítulos en los que aparece Oliveira, pero sin el brillo de páginas anteriores.

‘Rayuela’ es una novela (o «contranovela») difícil, pensada más para abrir una ventana a un mundo que para contar una historia. El hecho de que los capítulos puedan leerse en cualquier orden, ignorando algunos incluso, muestra el afán que tenía Cortázar por crear un universo más que una narración, donde los personajes tienen vida propia al margen de los ojos del lector y donde los hechos flotan en el tiempo y pueden ser «pescados» en cualquier momento. La prosa de Julio Cortázar, especialmente en los primeros capítulos donde despliega una prosa poética espectacular, es un prodigio del lenguaje. Sólo por eso merece la pena acercarse –poco a poco– a este clásico de lectura tan difícil.



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