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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
28 de julio de 2012

La bicicleta como transporte y no como deporte

A pesar de que la conciencia del urbanismo sostenible está cada vez más extendida entre la gente, parece que siempre encuentra algunos reductos de resistencia. El progreso mal entendido ha llevado a muchas ciudades a ser ocupadas por los coches y otros vehículos a motor en detrimento de las personas. Y parece que ese asfalto que todo lo cubre cubre también los cerebros de algunos ediles de nuestros ayuntamientos. Salvo honrosas excepciones, ciudades que podrían perfectamente adoptar sin apenas coste la implantación de «carriles bici» debidamente señalizados, no lo hacen; no ya ahora con la crisis de deuda que atenaza a la mayoría de los consistorios, sino en la «época buena». Da la impresión de que hasta la fecha, la construcción de vías para ciclistas era más un asunto de deportes que de movilidad urbana. La mayoría de estos carriles se encuentran circunvalando las ciudades, pero no tienen continuidad ni enlace posible con los centros urbanos. Se convierte así en un circuito fuera de contexto al que acceder puede ser hasta peligroso.

La bici en entorno urbano: Cáceres versus Zamora

Un caso de circuito para bicis es el de Cáceres. La ciudad cuenta con unos cuantos kilómetros de carril que circundan la ciudad de norte a sur, de este a oeste, de forma que es posible rodearla casi en su totalidad. El problema viene cuando uno quiere utilizar la bicicleta para moverse por el centro: resulta como mínimo arriesgado. Tal y como está organizada, la ciudad es un absoluto caos para los vehículos a motor, cuanto más para los ciclistas. En el centro apenas hay calles peatonales o semipeatonales, las aceras son casi siempre estrechas y los aparcamientos para coches ocupan zonas inverosímiles del casco histórico. Ciertamente, así eran la mayoría de las ciudades hace treinta años, pero no ya hoy.

El caso de Zamora es bastante diferente. Tiene gran cantidad de calles peatonalizadas y lo suficientemente amplias como para que convivan peatones, ciclistas y furgonetas de reparto. Los obstáculos, sobre todo dentro del recinto amurallado, son mínimos, y puede circularse el bicicleta sin problemas desde, pongamos, el Parque de la Marina hasta el parque del Castillo, en muy pocos minutos. Fuera de esta zona, la cosa se complica, aunque tampoco mucho. Si finalmente se reforma algún día la avenida de las Tres Cruces, podrían ampliarse las aceras para construir sobre ella (o al menos habilitar una zona) un carril bici que llegara hasta el cruce con la avenida de Cardenal Cisneros, siendo esta una buena conexión con la vía ciclista que rodea toda la ciudad. Es tan sólo un ejemplo de los muchos posibles.

La realidad es que sólo hace falta voluntad política y cambio de mentalidades. Los servicios de alquiler de bicicletas están muy bien, pero también es necesaria una infraestructura lo suficientemente segura como para poder utilizarlas eficazmente y sin peligro. Y que los ciudadanos además lo percibamos así.

¿Casco o no?

Se está comentando mucho sobre si la nueva legislación sobre seguridad vial obligará a los ciclistas a llevar casco incluso dentro de las ciudades. Si finalmente esto se confirma, supondrá una excepción, un obstáculo y un elemento inútil. Excepción porque en ningún país de la Unión Europa es obligatorio el uso del casco en los trayectos urbanos. Y un obstáculo porque supone un estorbo el tener que contar siempre con un elemento que hemos de llevar en alguna parte mientras no lo utilizamos. El uso de la bici deja en parte de tener ese sentido práctico que queremos. La inutilidad viene porque en países del mundo (concretamente Australia y Nueva Zelanda) donde se ha implantado esta obligación, no se ha producido una reducción en el número de lesiones en la cabeza.

Esperemos que llegue pronto el día en el que merezca la pena comprarse una bicicleta para sustituir al autobús urbano o –sobre todo– al coche a la hora de ir a trabajar o a la compra y no solo para dar vueltas a un circuito los domingos por la mañana. Al menos haremos todo lo que esté en nuestra mano para conseguirlo. Si queremos ser europeos, también hemos de serlo en esto.

13 de julio de 2012

El semestre oscuro

La segunda mitad del año se presenta complicada y hasta, si se me apura, siniestra. Las medidas aprobadas por el Gobierno hoy van a suponer una pequeña y silenciosa revolución. Quizás las movilizaciones de nosotros los funcionarios ante estos atropellos y robo de derechos –tan gratuitos e impunes– no sean tan masivas, tan contundentes o tan sonadas como algunos quisiéramos, pero la procesión irá por dentro. Eso seguro. Habrá huelgas después de las vacaciones con seguimiento irregular, pero el consumo se resentirá. En mi caso es bastante dinero que ya no irá a la economía. Afortunadamente mi situación económica es buena y no vivo al día. Más bien se trata de una protesta personal dando donde más duele: en el consumo.

El túnel de la crisis será largo. Esta tarde me he enterado de que a partir de septiembre, junto con la subida del IVA, ni Juan Ramón Lucas ni Toni Garrido estarán en RNE. En Televisión Española comienzan a notarse los cambios. Ya me he sorprendido a mí mismo buscando imágenes de las protestas de los funcionarios en varios canales. Mientras en el Telediario apenas lo despacharon en unos pocos segundos, en Telecinco, por ejemplo, al menos hicieron un reportaje digno. Adiós por tanto a esa RNE imaginativa, siempre con una ventana abierta a la cultura alternativa y a una visión más amplia y original de la actualidad.

El malestar es patente, pero no sé cuánto tiempo durará. Cuánto se tardará en volver a la anestesia general, al adocenamiento cómodo de la rutina. Esperemos que en esa rutina sigamos viendo nuevos motivos para rebelarnos y no aceptar lo que se nos impone. Si el silencio ciudadano no vuelve, al menos tendremos la esperanza de que el cambio es posible. Ha llegado la hora de la lucha y de cobrarnos lo que nos roban por otros medios.

23 de abril de 2012

Visita a la Biblioteca Nacional

El pasado sábado tuvo lugar la jornada de puertas abiertas que todos los años desde 2005 celebra la Biblioteca Nacional de España. El aforo era limitado a 1500 invitaciones a lo largo de las cinco horas entre las 8 y las 14, así que no había tiempo que perder. Por suerte llegamos a una hora razonable y todavía quedaban bastantes entradas. La cola para acceder tampoco era demasiado larga como hubiéramos pensado en un principio. La visita en total duró más de una hora y nos llevó por lugares que el resto de los mortales no puede ver durante el resto del año, guiados por sus propios trabajadores y en pequeños grupos de unas veinte personas. Además, ojo al detalle, se podían hacer fotografías.

Es un auténtico lujo que cada departamento sea explicado por sus propios profesionales. Así, en el departamento de restauración, nos comentaron cuales son los principales problemas que sufren los libros archivados en los estantes de la BNE y las técnicas para su restauración. Lástima que esta parte, muy interesante, no durara más que unos pocos minutos. El funcionamiento de los kilómetros de estanterías que almacenan los documentos en depósito legal también resultó curioso. El recorrido de la visita es, curiosamente, el inverso que realizan los fondos en su ciclo dentro de la biblioteca. Entramos en sus tripas por la sala general de lectura y acabamos en el almacén donde los camiones descargan todos los materiales que han de ser catalogados y archivados.

El ambiente durante toda la visita fue cercano y distendido, pudiendo preguntar sin problemas cualquier duda, detalle curioso o inquietud que tuviéramos. Al final, se nos entregó un pequeño obsequio, una lámina (un mapa de España de 1705 realizado por el francés Nicolás de Fer para el recién llegado primer monarca borbónico español Felipe V llamado L’Espagne Triomphante sous le Regne de Philippe Vme.’) guardada en una carpeta con el logotipo conmemorativo del tricentenario de la Biblioteca Nacional, una colección de marcapáginas también con motivos del tricentenario y un CDROM con una versión interactiva del Quijote.

El colofón fue la visita a la exposición especial, abierta a todo el público, en la que se conmemora este tricentenario. Se trata de una muestra impresionante con algunos de los fondos más emblemáticos que guarda la biblioteca. Vimos originales (sí, nada de facsímiles) del Beato de Liébana, tratados técnicos de Leonardo Da Vinci con su enigmática escritura al revés y sus minuciosas ilustraciones, algunos de los primeros libros impresos en España en el siglo XV, las ‘Cantigas de Santa María’ de Alfonso X El Sabio o una primera edición del Quijote, entre muchas otras. También hay que destacar la cantidad de manuscritos, bien cartas o bien originales de obras de escritores y artistas como Miguel Hernández, Dalí, Lorca, Blasco Ibáñez, Lope de Vega o Calderón de la Barca. También las fotografías tienen sitio en la exhibición. Fotógrafos como Robert Capa, Agustí Centelles o los pioneros Clifford y Laurent. Como véis, todo material de primer orden y una oportunidad única para ver documentos importantísimos para la cultura española que normalmente no se exponen.

Para terminar os dejo con un documental sobre la Biblioteca Nacional que es el que se está proyectando en esta exposición:

23 de agosto de 2011

Una reforma constitucional equivocada

El anuncio del Presidente del Gobierno acerca de la posibilidad de que el techo de gasto público pueda incorporarse a la Constitución y el buen recibimiento que esta propuesta ha tenido en el principal partido de la oposición no deja de ser algo insólito. Ya el hecho de plantear una modificación de nuestra Ley Fundamental es algo raro. No en vano, sólo ha sido enmendada una vez, con motivo de la aprobación del Tratado de Maastricht, en 1992.

De inmediato, los medios –especialmente en la red– han comenzado a especular y discutir sobre la idoneidad de esta medida. Yo también voy a dar mi opinión, muy crítica, al margen de cualquier movimiento o influencia externa. Por tanto, este parecer es a título exclusivamente particular. He aquí mis razones para rechazar la reforma constitucional:

  • Primero. La Constitución Española es nuestra ley básica, la que regula la organización del Estado, la forma de gobierno y los mecanismos básicos de su funcionamiento. Es, por tanto, una norma general que en ningún caso entra en los detalles. A menos que el texto diga algo así como «una ley regulará el límite de endeudamiento público…», la inclusión de datos como porcentajes del PIB (modo habitual de medir el déficit) me parece como mínimo una temeridad.
  • Segundo. Compromete la política social y el estado del bienestar. ¿La razón? Buena parte del gasto público social (quizás todo) no tiene retorno directo en forma de ingresos. No es, por tanto, una inversión desde el punto de vista estrictamente monetarista. Los estados han de tener la capacidad suficiente de endeudarse porque existen situaciones en las que esta posibilidad es imprescindible si se quieren mantener los servicios sociales actuales.
  • Tercero. Más impuestos. En el caso de que se mantenga el gasto público al ritmo actual, el único modo de no aumentar el déficit sería incrementar los ingresos vía impuestos. Esto no sería un problema si se hiciera con justicia (los más ricos pagan más, impuestos ecológicos, etc), pero hasta ahora no ha sido así. Y no hay nada que indique que a partir de ahora lo vaya a ser. Finalmente el déficit lo pagaremos caro, bien en recortes sociales o bien en aumento injusto de impuestos. Un país como España, con un estado del bienestar todavía no muy desarrollado y con una economía de potencia media, necesita endeudarse para acometer todas esas medidas destinadas directamente al ciudadano. Si no ¿Si el Estado no sirve para ayudar al ciudadano, ¿Para qué sirve?
  • Cuarto. Las formas. La soberanía reside en el Pueblo. Al menos eso es lo que los han dicho. Si nadie lo remedia, la reforma no se someterá a referéndum de los ciudadanos, porque requiere la iniciativa de un 10% de los diputados (35). La consulta es vinculante. Si sale negativo, la reforma se paralizaría. La cuestión es que PP y PSOE suman más del 90%, con lo que no hay margen para ello.
  • Y quinto. Al final los mercados financieros han ganado. Cualquier cosa con tal de conseguir un equilibrio presupuestario ad perpetuam y que los que tienen ojos con el símbolo del dólar queden contentos y no nos «ataquen» más. El corsé de la eurozona terminará por estrangularnos. Viviremos mucho peor pero tendremos un euro fuerte. ¿Para qué? Seguimos adelante en la creación de un estado anticiudadano.
8 de junio de 2011

Lo que nos espera

Muchas de las noticias económicas (y alguna política) que están saliendo últimamente apuntan a una misma dirección: los tiempos que vengan serán aún más complicados que los que estamos viviendo. Esta crisis está dejando en muchos países, entre ellos el nuestro, una estela larguísima que la ortodoxia económica intentará aplacar mediante medidas según la lógica liberal de mercado.

¿Y de qué van estas medidas? Como puede imaginarse, por ningún derrotero positivo: aumentar la flexibilidad del mercado laboral o la competitividad. Eso supone moderar los salarios, cuando no recortarlos aún más, contratos laborales más inestables y menos derechos. Por contra, y como si esto fuera una broma pesada o una pesadilla, el sector y los servicios públicos se verán recortados inevitablemente. Esto afectará a quienes no pueden (o no quieren) pagarse un seguro privado. El tercer paquete de medidas son las impositivas. Los impuestos indirectos, como el IVA, subirán o al menos se mantendrán en niveles altos (tal y como se recomienda desde Bruselas), lo que de nuevo perjudica a los más pobres. Y mientras todo esto ocurre, la inflación sube más de lo que debiera…

Odio ser apocalíptico, pero lo cierto es que pintan bastos para muchos de nosotros. Los indignados del 15M vamos a tener mucho trabajo y, si ahora mismo se ha difuminado algo después de las elecciones, necesita recobrar la fuerza. Si finalmente el año que viene la derecha ganara las generales, me temo que las cosas aún irán peor. Los ajustes económicos será todavía más duros, porque se comenzará por lo público. La contestación ciudadana ha de ser contundente y masiva para poder recuperar lo que es nuestro.

Respecto a las noticias a las que me refería al principio, aluden por una parte al mal estado de las cuentas en las autonomías donde ha cambiado el signo político y pasarán a manos del Partido Popular. Todo indica que se trata de una estrategia para justificar las medidas drásticas que se espera que tomen. Por otro lado, y en la misma dirección van las declaraciones que Rajoy hizo el otro día: «Tendremos el Estado del bienestar que podamos permitirnos», algo que a mí me da mucho miedo. Las injusticias, cuando se prolongan, ya se sabe como terminan…

31 de mayo de 2011

‘Españistán. Este País se va a la Mierda’

Contundente en su título, ‘Españistán. Este País se va a la Mierda’ es un cómic recién publicado que está dando bastante que hablar. Su autor, Aleix Saló, afronta con humor y muchísima mala leche lo que ha sido el estilo de vida «español» de los últimos años. No es casualidad que su protagonista sea un joven, un pobre diablo ignorante y medio analfabeto que se le cae el mundo encima con la llegada de la crisis. Es el prototipo de joven sólo con estudios primarios que abandonaron los estudios a finales de los noventa y comienzos de los «dosmiles» para trabajar en el ladrillo y aprovechar la ola. Y por supuesto, meterse en una hipoteca que ya no puede pagar.

Que quede claro que no he leído el cómic pero sí bastantes opiniones, por eso tomad la mía con cautela. De hecho dudo mucho de que toda la gente que habla sobre él lo haya leído. Quizás si alguna vez lo leo cambie de parecer y no tendré problema en reconocerlo. A lo largo de las 144 páginas del cómic, Saló no deja títere con cabeza. Son blanco de sus críticas la SGAE, la telebasura, la corrupción, los políticos, los funcionarios (sí, el mismo tópico de siempre) y en general el «spanish way of life» que se ha ido formando en los últimos diez o doce años. O sea picaresca, pelotazo, chapucillas y no mirar al futuro, sino vivir el presente sin más.

Aunque si esto es así me parece interesante, también tengo ciertos reparos. Empezando por el nombre. Eso de Españistán más bien parece un insulto a los países pobres de Asia, normalmente de mayoría musulmana, que bastante tienen ya con luchar contra terrorismos, pobrezas e invasiones varias como para levantar cabeza. Poco afortunado el símil. También quizás se abuse, pasado por el tamiz del humor, de los lugares comunes. Por otro lado, Saló me parece el típico personaje que está de vuelta de todo (espero que esto no se interprete de forma peyorativa) y que a veces se puede pasar de listo (esto tampoco) tal vez inconscientemente. A pesar de todo, también hay que reconocerle que cuenta muchas verdades con una claridad meridiana.

Y para claridad meridiana y verdades, el clip que ha publicado –que no tiene nada que ver con el argumento del cómic–, en el que en pocos minutos se explica el origen de la crisis (muy a su manera, claro):

24 de mayo de 2011

Análisis de un país «azul» y la regeneración «roja»

El domingo por la noche, los grafismos de las televisiones mostraban unos elocuentes mapas de España. Según avanzaba el recuento electoral ese mapa iba poco a poco rellenándose de color azul (según la convención de marcar rojo las conquistas del PSOE, azul las del PP y otro color a elegir para el resto). A eso de las once y media, España ya era oficialmente «azul» excepto los reductos habituales en colores variopintos. Se trataba del más amplio triunfo del Partido Popular en unas elecciones y una de las derrotas más catastróficas del PSOE. Por mucho que se diga que era algo esperado, la fuerza de la ola ha sobrepasado todas las expectativas.

Mucho se podría debatir sobre las causas de esta debacle, aunque algunas parecen bastante claras. La situación económica ha castigado al Gobierno por un lado, y por otro la propia crisis ha hecho que el PSOE se desdibuje y traicione sus propias siglas y más de 150 años de historia. A partir de mayo de 2010, las medidas antisociales tomadas, la impunidad de los poderes financieros y la reforma laboral para perjuicio de los trabajadores han puesto en contra a muchos de los suyos. Fue cuando la izquierda perdió el norte y se convirtió en una especie de derecha postiza. Y eso ni se olvida ni se repara fácilmente.

A partir de ahora, si de verdad se quieren ganar las generales de marzo de 2012, hay mucho trabajo por delante. Lo primero reparar los estragos ideológicos causados. Recuperar la izquierda con medidas justas y rigurosas (que no populistas) para deshacer todos los demanes del pasado reciente. Evidentemente para ello hace falta otro candidato, y cuanto antes mejor. También cambiar el discurso y alejarse de la derecha. Sería bueno también hacer suyas algunas de las propuestas del Movimiento 15M (las más fáciles de aplicar) y, en definitiva, estar la cabo de lo que opina y siente la calle. En cuanto a redistribuir los recortes impuestos para conseguir recortar el déficit público exigido por Europa proponiendo medidas menos injustas que las actuales (recorte de sueldos de funcionarios, congelación de pensiones o subida del IVA) en favor de la imposición de nuevos impuestos sobre las transacciones financieras o a las grandes fortunas, retirar tropas de guerras inútiles o anular la financiación de la Iglesia Católica quizás sea mucho pedir… Pero lo cierto es que hay mucho margen de maniobra.



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