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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
4 de agosto de 2014

Matemáticas y un nuevo sistema de matriculación

Dentro de un mes se cumplirán 14 años desde que se implantó el actual sistema de numeración de matrículas de vehículos. Supuso el fin de los distintivos provinciales, algo muy discutido entonces y aún hoy. Por aquellos tiempos se dijo que según el ritmo de matriculaciones –muy ralentizado en los últimos años– de unos dos millones al año, se agotaría en unos 40 años. Eso significa que quedarían unos 26 para finiquitar el método de la triple letra.

Como sabéis, soy un auténtico friki de las matrículas (sí, una de mis aficiones es coleccionar aficiones raras), y me he planteado el juego, a medio camino entre el diseño y las matemáticas, de plantear un sistema que no deba cambiarse nunca por no agotar la numeración. Para ello no cabe duda de que debe incluirse un elemento que indique temporalidad. Ya el sistema británico actual incluye el semestre y el año de matriculación del vehículo dentro del propio número de la placa. Es algo enrevesado, así que os remito a un artículo que escribí sobre este tema. En mi caso, la idea era crear series anuales que se reiniciasen al comienzo de cada año, de forma que el único problema a resolver es no agotar el cupo anual de vehículos para matricular. Tampoco quería introducir más dígitos de los siete que ya llevan actualmente las matrículas españolas. Finalmente opté por lo siguiente:

  • Cuatro dígitos alfanuméricos siguiendo la siguiente secuencia: 0123456789BCDFGHJKLMNPRSTUVWXYZ. Es decir, números de 0 a 9 y letras en orden alfabético sin vocales ni Ñ y Q para evitar posibles equívocos. Con esto tendríamos 30 x 30 x 30 x 30 = 810000 vehículos.
  • Tres dígitos divididos de la siguiente manera: Dos números que indican el año de matriculación. Para 2014 sería 14. Y un dígito que he llamado de series anuales y que van de la B a la Z, sin incluir vocales ni Ñ y Q. De esta manera cada 810000 vehículos matriculados avanzaría una letra de esta serie (por ejemplo de 14B a 14C)

En total, podrían matricularse anualmente 16200000 vehículos, que es mucho más del millón y medio o dos millones de matriculaciones que se han realizado en los últimos años. Con esto estaría asegurado el sistema para siempre.

Otro asunto interesante es incluir un distintivo territorial que, como en el caso del sistema italiano, he decidido que fuera opcional y que incluso el propietario pudiera tener los dos juegos de matrículas. Lo más práctico es que fuera una banda azul en la parte derecha, como ya llevan las placas francesas hace tiempo, incluyendo la bandera de la comunidad autónoma y un indicativo de dos letras. Más o menos así:

Como conclusión, una hipotética placa de matricula siguiendo este sistema tendría un aspecto similar a este:

17 de junio de 2014

OpenGeofiction, el mundo las ficciones geográficas

Con paso lento pero seguro, el mundo de la geoficción –o de los mundos imaginarios– va ganando adeptos o, por lo menos, se van haciendo cada vez más visibles. La propuesta OpenGeofiction es buena prueba de ello. Se trata de una web colaborativa basada en las librerías de mapas abiertos de OpenStreetMap. El resultado es una especie de Google Maps de los países imaginarios. La idea ha sido desarrollada por dos entusiastas alemanes de los mapas, Thilo Stapff y Johannes Bouchain, poniendo su plataforma a disposición de todo aquel que quiera colaborar.

Precisamente este es el punto fuerte: La colaboración. Se puede participar de tres maneras posibles. La primera es colaborar en un determinado área especialmente dedicado a ello. La segunda, ser el propietario de una de las zonas o países «libres» disponibles para ser ocupado en exclusiva por un usuario. Y la tercera, colaborar en un país ya existente, creando o perfeccionando nuevas ciudades o infraestructuras. El único pero es la imposibilidad de que no puedan crearse nuevos territorios al margen de los continentes ya existentes para, por ejemplo, construir mi país, que es una isla con unas formas muy determinadas.

El proyecto está ya bastante avanzado, aunque todavía existen muchas zonas sin construir y, lo principal, mucho agua donde poder levantar nuevos continentes. Los usuarios también cuentan con un blog donde expresar sus avances, sus logros, sus dudas o sus consultas. Para el principiante no familiarizado con las herramientas y librerías de OpenStreetMap, la web cuenta con varios «wikis» para manejar correctamente las aplicaciones. En definitiva, un gran punto de encuentro para todos aquellos aficionados a la ficción geográfica.


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23 de marzo de 2014

Juan Carlos Argüello, Muelle

Actualmente estoy leyendo la última novela de Arturo Pérez Reverte, ‘El Francotirador Paciente’. El tema que trata, que es por lo que me he lanzado a leerlo, es el del graffiti (o grafiti según la grafía aceptada ya por la RAE). He de reconocer que soy un lego en la materia, pero siempre me ha interesado esta forma de arte muchas veces efímero, pero ya indisociable de la cultura urbana actual desde hace décadas. En el libro se hace mención breve a Muelle, Juan Carlos Argüello, un joven madrileño que durante los ochenta y primeros noventa, se dedicó a extender su firma por todas las paredes y otros soportes. Muelle tiene el valor que tienen los pioneros –junto a otros como Bleck o Glub–, por su influencia en todos los escritores de grafiti que vinieron después.

Desconozco si Muelle fue el primero, pero sin duda fue el que popularizó a niveles insospechados el grafiti. Pintó sus primeras piezas a mediados de los ochenta, y se mantuvo activo hasta 1993, fecha en la que consideró que su obra estaba agotada. No viviría mucho más. Su fallecimiento temprano en 1995 –con sólo 29 años– lo convirtió también en un mito dentro de este mundillo. Afortunadamente Muelle está en estos últimos años más vivo que nunca, a pesar de que sus grafitis se han ido desvaneciendo con el paso del tiempo. Salvo sorpresas, al aire libre sólo existe una firma suya. Se trata del famoso grafiti de la calle Montera de Madrid. Está en la fachada de un edificio bastante degradado y se teme que en cualquier momento desaparezca bajo una capa de pintura o víctima de la piqueta. El año pasado se anunció que se había recuperado una de sus últimas obras de interior, un encargo del Círculo de Bellas Artes, que pagó al grafitero cien mil pesetas en 1992 para pintar un mural con su firma.

En la actualidad existen numerosos grupos en internet que tratan de recuperar, aunque sólo sea en fotografías, la obra de Muelle. También se están recuperando y digitalizando programas y reportajes de televisión que en su día fueron emitidos y que hoy tienen gran valor para los seguidores y estudiosos del arte urbano en España. Precisamente os dejo con un par de ellos. El primero no es sobre grafiti ni sobre Muelle solamente, pero aparece una de las pocas entrevistas que concedió para televisión, rompiendo así su legendario anonimato. Se trata de un reportaje de 1987 sobre el Metro de Madrid realizado para Televisión Española. La entrevista está casi al final:

El otro documento que os ofrezco fue emitido también por Televisión Española en 1990, bajo el título de ‘Mi firma en las paredes’. Fue uno de los episodios de la serie ‘Crónicas Urbanas’. Se le dedica una parte a Muelle:

2 de marzo de 2014

Placas de matrícula españolas a lo largo de la historia

Una de las cosas que menos me gusta cuando se recrean otras épocas del siglo XX en televisión o en el cine, normalmente en producciones españolas, es el poco cuidado con los detalles. Salvo, claro está, algunas excepciones. Cosas en principio tan absurdas y tan fácilmente reproducibles como la placa de matrícula de un vehículo, suelen –para mi– dar al traste con toda la ambientación de una época. Mi frustración va en aumento cuando lo comento con la gente y me dicen que no sé a qué me refiero. A toda esa gente va dirigida este post.

Desde que se matriculó el primer vehículo en España, en Palma de Mallorca, el 31 de octubre de 1900, hasta hoy, han existido varios formatos y esquemas de matrícula. Por formato entenderemos las tipografías utilizadas y su tamaño y por esquema la organización de los dígitos.

El esquema

En un principio, como seguro que todos sabéis, el esquema fue muy sencillo: se comenzaba por un distintivo provincial de una o dos letras (incluso hubo alguno de tres que se desterró pronto) seguido de unos dígitos, que indicaba el número secuencial de vehículo que por esa provincia se había inscrito en la Dirección General de Tráfico. Es decir, que si la matrícula era M-2744, eso significaba que ese vehículo era el 2745 (hemos de tener en cuenta también el 0000) que se matriculaba en Madrid. Las cosas se complicaron cuando, a finales de los años sesenta el sistema comenzaba a ser engorroso. Los números en Madrid llegaban a las seis cifras y estaban a punto de agotarse. En octubre de 1971 se asignó la M-960985. Fue la última.

Al día siguiente, comenzaría el nuevo sistema, compuesto por un distintivo provincial seguido de cuatro dígitos y una letra que indicaba la serie (BOE nº 214 de 7 de septiembre). Cada una de estas series estaba compuesta por lo tanto por diez mil vehículos. Se omitieron la R y la Q para evitar confusiones. En 1974 las series de una letra se agotaron en Madrid, con lo que se pasó a series con doble letra comenzando por AB, obviando la AA por razones que se me escapan.

El último y actual esquema de numeración de matrículas, conocido como «sistema europeo» por llevar una franja azul en la parte izquierda con la inicial «E» y la corona de estrellas de la Unión Europea, se implantó después de que Madrid llegara a las últimas series de doble letra comenzando con Z. Se barajó en un primer momento con mantener el mismo esquema pero con series de tres letras. Tras varios años de noticias contradictorias acerca de si se mantendría el distintivo provincial, se optó por reformar completamente el sistema. Las nuevas matrículas llevarían tan solo cuatro dígitos y tres letras consonantes y la numeración estaría centralizada, asignando números secuenciales a toda España independientemente de su ubicación. El 18 de septiembre de 2000 (BOE nº 223 de 16 de septiembre) comenzó a implantarse hasta hoy día. Muchos no estamos de acuerdo con este esquema por no incluir ninguna referencia al lugar de matriculación. Yo siempre he creído que un distintivo de la Comunidad Autónoma –el escudo o unas iniciales al estilo del antiguo sistema provincial– que fuera opcional para los usuarios no hubiera estado mal, tal y como llevan países grandes como Reino Unido, Francia, Italia o Alemania por poner sólo algunos ejemplos.

El formato

Aquí es donde viene la confusión por parte de la mayoría de los no iniciados. Algunas veces el cambio de esquema ha venido acompañado de cambio de formato, pero no siempre es así. Hasta mediados de los años cincuenta, en España no existía un formato único para las matrículas de los vehículos. Muchas veces eran los propios usuarios los que pintaban sobre la chapa los números, especialmente en motocicletas. Entre esos años cincuenta y principios de los setenta, la tipografía usada para las matrículas fue más o menos unificada. Los caracteres en negro y bastante gruesos y cuadrados iban atornillados a un panel blanco no reflectante. En cualquier caso no existía regulación al respecto.

Pero fue en 1971, con la llegada de las series de letras, cuando se estableció un formato estándar. Se introdujeron por primera vez las placas reflectantes y se cambio la tipografía por otra más fina, más grande y más redondeada. Las viejas matrículas tuvieron que ser obligatoriamente cambiadas por las nuevas, de ahí que en los años siguientes no se siguieran viendo esas viejas placas y cayeron en el olvido hasta que en los últimos años los más entusiastas coleccionistas de coches antiguos las han recuperado. Yo al menos he visto ya un par de ellas. Ignoro si es legal o ilegal que se circule con ellas o si existe alguna excepción para vehículos históricos matriculados antes de 1971.

El formato se mantuvo hasta 1986 (BOE nº 36 de 11 de febrero), momento en que se implantó el nuevo formato, una nueva tipografía más pequeña y más regular que supuso reducir también el tamaño de las placas. Inspiradas en el formato alemán DIN 1451, aunque con alguna variante, se introdujeron para que los dígitos fueran más fácilmente reconocibles por cámaras de seguridad. Actualmente se sigue usando en las nuevas placas europeas y es el formato que aparece erróneamente en la mayoría de las producciones de ficción españolas de cualquier época en España cuando aparece un vehículo.

19 de junio de 2013

Probando Adobe Photoshop Creative Cloud

La compañía Adobe presentaba hace un tiempo un giro en su filosofía. Básicamente venían a decir que la «nube» sería la reina de sus aplicaciones. Que las aplicaciones estarían basadas en la red y sería necesario para usarlo. Poco más se sabía. Algunos pensábamos que ejecutar aplicaciones basadas en web, directamente «tirando» de red, sería muy complicado porque necesitan gran eficiencia y potencia de cálculo. Efectivamente Adobe también lo sabía y por eso las cosas no son exactamente así.

Pero como siempre, he probado Adobe Photoshop CC, una de las aplicaciones del sistema Creative Cloud. El proceso es muy sencillo, sobre todo en mi caso, porque ya tenía una cuenta en Adobe. Consiste en descargarse un instalador que ejecuta un panel de control desde donde gestionaremos los programas instalados, el estado de nuestra cuenta, las actualizaciones, etc. En el menú de aplicaciones instalamos la aplicación que deseemos, en este caso Photoshop. Me ha llamado especialmente la atención el peso de la aplicación, de casi 1 Gb. Para ser una aplicación «en la nube» parece excesivo (Photoshop CS5.1 son unos 700 Mb en su versión Mac). Realmente es una aplicación normal y corriente como sus predecesores.

Entonces ¿Merece la pena pasarse al nuevo sistema? En mi opinión, rotundamente no. Además de no ofrecer nada nuevo, el nuevo sistema de licencias resulta caro para aquellos que, como yo, lo usamos sólo ocasionalmente (digamos que un par de días a la semana). Los precios por aplicación y mes ronda los 25 euros. Si se quieren usar todas las aplicaciones la tarifa asciende a más de 60. Esto hará que los profesionales sean reticentes a actualizarse. En cuanto a la obtención de copias no oficiales, crackear el nuevo sistema sólo será cuestión de tiempo. Sinceramente, veo que Creative Cloud será un fiasco y Adobe tendrá que recapacitar. Pronto veremos un CS7…

11 de enero de 2013

El nuevo billete de 5 euros

Comenzamos el año con la presentación de la nueva serie de billetes de euro. Aunque se anunció a principios del pasado mes de noviembre, ha sido ayer cuando Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, ha desvelado el diseño del nuevo billete de 5 euros. Aunque ha sido completamente rediseñado, la sensación es de que el billete es totalmente reconocible. Los motivos sobre arquitectura en las diversas épocas se ha mantenido, el color a grandes rasgos también. Según el BCE se han reforzado los elementos de seguridad.

Como ya he comentado, el diseño es totalmente nuevo. Nos damos cuenta en seguida cuando miramos el billete detenidamente. Las tipografías han cambiado para hacerlas algo más gruesas. La imagen de Europa también es nueva. Se ha incorporado como nuevo elemento de seguridad junto a la banda holográfica. El encargado de llevar a cabo el rediseño ha sido el diseñador gráfico independiente alemán Reinhold Gerstetter. Se trata de un viejo conocido en el diseño de billetes de banco. Ha realizado los billetes de la última serie de billetes de marcos alemanes y –sorpresa– también la de las pesetas de 1992.

En mi opinión el trabajo es bastante bueno y mejora el diseño inicial del euro de papel, que nunca me pareció el mejor de los presentados. La incorporación de tonos como el naranja realza el diseño y le da otra dimensión. El reto de conseguir un billete nuevo pero que a la vez sea reconocible parece fácil, pero no lo es. Gerstetter lo ha conseguido. El nuevo billete, el primero de la segunda serie, será lanzado el 2 de mayo.

7 de noviembre de 2012

«Menos, pero mejor»

O «Weniger, aber besser» que diría en su alemán materno Dieter Rams. Rams es probablemente uno de los diseñadores industriales más influyentes del momento, sobre todo desde que primero Steve Jobs –fundador de Apple— y luego Jonathan Ive –jefe de diseño de productos de la compañía de la manzana–, los pusieran de moda aplicando su famoso decálogo. Este lema, «Menos, pero mejor» lo llevó a rajatabla durante el tiempo que estuvo diseñando productos para Braun. Muchos de ellos se han convertido en iconos del diseño hasta tal punto que se exponen en museos de todo el mundo.

La principal característica de sus trabajos es la sencillez, la sobriedad de las líneas o el color blanco o gris. Es precisamente eso lo que lo hace atemporal, fuera de las modas pasajeras del diseño y anteponiendo la función a otros parámetros. El uso es el que impone el diseño y no al revés. A mucha gente puede parecer que sus creaciones son excesivamente frías o incluso feas. Sin embargo, yo aprecio mucho los acabados casi perfectos de todos esos aparatos, los materiales o las combinaciones de ellos que son utilizados, el tacto, o la fiabilidad. Esas cualidades la tenían por ejemplo su famoso equipo musical Braun SK4, diseñado en 1956 y que todavía hoy parece moderno, el proyector de diapositivas Braun D45 de 1966 o varias generaciones de maquinillas de afeitar de la misma marca.

Los diez mandamientos de los que hablaba antes son los siguientes:

  1. Innovar de acuerdo a los avances de la tecnología.
  2. Todo elemento de un diseño ha de tener su utilidad.
  3. Tiene que ser bonito.
  4. Saber usarlo sólo con verlo.
  5. No ha de llamar excesivamente la atención, ha de ser discreto.
  6. Honestidad del diseño. No debe tener elementos ocultos ni falsos.
  7. Atemporalidad, más allá de las modas.
  8. Ha de cuidar todos los detalles.
  9. Debe respeto al medio ambiente.
  10. Tiene que estar reducido al mínimo.



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