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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
8 de febrero de 2014

‘Girls’, el «mumblecore» hecho serie televisiva

La cadena de televisión estadounidense HBO es conocida por la calidad de sus series, y también por lo arriesgado y la calidad de algunas de sus propuestas. Recordamos las paranoias de Larry David en ‘Curb Your Enthusiasm’ (aquí titulado ‘El Show de Larry David’) o las fantasías medievales de ‘Juego de Tronos’. Hace no mucho me puse a ver ‘Girls’, una producción de la cadena de pago que cumple con esta máxima.

Es un gusto ver como todavía hay propuestas frescas y rompedoras que llegan del otro lado del Atlántico. Desde luego no todo son zombies, mafiosos ni profesores drogadictos. Se agradece una serie sobre la vida sin más. La vida cotidiana, que a veces ya es lo suficientemente extraña como para no tener que añadir nada más. El punto central de la serie es Hannah, una post-adolescente algo maniática y obsesiva que se traslada a Nueva York para intentar ser escritora, aunque sin demasiada fortuna. Sus padres, hartos de malacostumbrar a su hija, dejarán de sustentarla económicamente y es entonces cuando comenzarán los problemas por sobrevivir en Brooklyn junto a sus amigas. Se enfrentará a situaciones conmovedoras, raras, rocambolescas y delirantes.

Cada capítulo de media hora es una aventura completamente imprevisible, ingeniosa y muy bien construida. El trabajo de los actores, con la propia Hannah –la neoyorkina Lena Dunham, que además de interpretar, dirige, escribe los guiones y produce la serie– es excelente y le da a los relatos un aura de credibilidad muy de agradecer y se aleja de los estereotipos como del diablo. Pero lo que hay detrás de ‘Girls’ se puede definir con una sola palabra: Honestidad. Y es esa franqueza la que engancha por encima de todo.

Y es que el interesante cine independiente norteamericano de nuevo cuño –el famoso «mumblecore»— ha sido transportado con toda su fuerza y esencia a la pequeña pantalla. Y como remate, una excelente banda sonora en la que podemos escuchar a Vampire Weekend, Oasis o MGMT. En conclusión, una de las mejores producciones hechas para la televisión que he visto en bastante tiempo.

22 de enero de 2014

‘El Tiempo entre Costuras’

Ayer terminé de ver ‘El Tiempo Entre Costuras’, la gran serie de Antena 3 para esta temporada, basada en el best-seller de María Dueñas. Para empezar decir que no he leído la novela, por lo que la consabida comparación entre lo escrito y lo llevado a la pantalla no puedo hacerla. No hay duda de que la cadena de Planeta ha echado el resto a la hora de poner el dinero de esta producción. Todo lo invertido se nota, desde las localizaciones hasta los detalles más pequeños. Todo el apartado técnico es muy superior a otras series nacionales de este calibre.

Pequeños fallos de ambientación aparte, es ese envoltorio fastuoso (fotografía, decorados, vestuario, música…) el que encandila a todo aquel que se acerca a su primer capítulo. Los directores Ignacio Mercero, Iñaki Peñafiel y Norberto López Amado han elaborado un sofisticado cuento de hadas, edulcorado y aséptico, digno de todos los públicos, que entretiene y engancha, y donde el riesgo no termina de ser del todo creíble. Especialmente en el último episodio, donde la trama roza el folletín barato.

El trabajo de los actores es desigual. Mientras Adriana Ugarte borda su papel protagonista, otros no están a la altura y hacen que sus personajes resulten poco creíbles y demasiado «teatrales» (por ser suave). Afortunadamente, el guión adaptado es lo suficientemente sólido y resultón –aunque tramposo– como para soportarlo casi todo y que, en el fondo, hagamos la vista gorda en favor del entretenimiento puro y duro.

En definitiva, una serie diseñada para hacernos escapar de la triste realidad cotidiana, de buena factura para lo que es una serie nacional y bastante entretenida. Nada más.

8 de enero de 2014

‘Sherlock’: Resolviendo la falsa muerte de Holmes

Hoy hace tres años que vi –y escribí sobre ello– por primera vez ‘Sherlock’, la serie de la BBC. Había sido emitida originalmente el verano del año anterior (2010), y la descubrí buscando información sobre las mejores series de la temporada. Por entonces ya fue calificada como una de las mejores producciones de ficción de la BBC en mucho tiempo. Y desde luego a mi también me lo pareció. Desde aquel día de enero, los que somos fans esperamos mucho y vemos poco. Los tres episodios por temporada saben a muy poco, pero tal vez sea eso lo que nos hace esperarla con tanto interés. En enero de 2012 se emitió la segunda temporada y –para no variar–, dos eneros después nos llega la tercera.

Este primer capítulo –de título ‘The Empty Hearse’— ha sido especialmente esperado por el final de la anterior, donde vemos a Sherlock Holmes como se arroja al vacío desde la azotea del Saint Bartholomew’s Hospital de Londres. Sabemos evidentemente que sigue vivo, pero no cómo demonios se las ha ingeniado para engañar a todos. El riesgo de defraudar a la afición es un riesgo que una serie como ‘Sherlock’ siempre ha esquivado. Encontrar una explicación convincente al simulacro de suicidio es quizás el reto más complejo a la que haya tenido que enfrentarse. Y lo cierto que los guionistas Mark Gatiss y Steven Moffat resuelven convincente e inteligentemente y sin trampas, firmando un episodio ingenioso, irónico, ágil y muy entretenido.

Como siempre, la realización es impecable y la trama perfecta. Puede que el capítulo hubiera dado un poco más de sí con un argumento central algo más profundo al margen de la reaparición de Sherlock Holmes, pero eso lo dejamos para los dos episodios siguientes…

26 de noviembre de 2013

‘Cachitos de Hierro y Cromo’, música, ironía y el archivo de TVE

Televisión Española sigue sacando partido –y hace bien– a su gigantesco archivo. Imaginamos miles y miles de horas de emisión digitalizadas y siendo inspeccionadas cuidadosamente por el equipo del programa ‘Cachitos de Hierro y Cromo’. La referencia a las cintas de casete baratas (las de hierro) y las caras (las de cromo) nos lleva al mundo musical del pasado. De la mano de Virginia Díaz, locutora de Radio 3 y subdirectora de ‘Los Conciertos de Radio 3’ de La 2, se desgrana en cada uno de los capítulos una temática, salpicada de rótulos y comentarios irónicos que aportan información y risas a cada «cachito».

Hasta el momento de escribir este artículo se habían emitido cinco capítulos, dedicados a la música de gasolinera, a los artistas de un sólo éxito, a la moda pop, a canciones «de miedo» y a la música y el deporte. Fragmentos que causarán horror o admiración rememorando esas viejas canciones que creíamos olvidadas. Tal vez el gran acierto del programa sea huir de lo convencional, de todas aquellas grabaciones que hemos visto mil veces, recurriendo a fragmentos que en la mayoría de los casos no habían sido reemitidos nunca. A esto hemos de unir el que se haga visible también la música independiente y que el relato de la música nacional no termine con Pitingo, Amaral, El Canto del Loco o La Oreja de Van Gogh. Podremos ver en algunos de estos programas a Los Flechazos, Los Planetas, Astrud, Lori Meyers, La Bien Querida y muchos otros.

Como en otros programas de RTVE, la web juega un papel importante. Además de poder ver cada capítulo, también tenemos la lista de temas que suenan en ellos y podremos votar qué canción queremos que se recupere completa (el «cachito entero») en la web. Precisamente para terminar vamos con el «cachito entero» correspondiente al programa sobre moda pop. Se trata ni más ni menos que Los Flechazos y el tema ‘No sabes bailar’, emitido originalmente en ‘Cajón Desastre’ en 1988:

23 de noviembre de 2013

50º aniversario de ‘Doctor Who’

Tal día como hoy, hace cincuenta años, se emitía por primera vez una de las series –¿La más?– longevas de la historia de la televisión que aún perdura. Años atrás escribí una entrada sobre ‘Doctor Who’ poco después de haber comenzado a ver la nueva etapa y coincidiendo con el 45º aniversario. Hoy puedo hablar con un poco más de conocimiento de causa sobre este fenómeno, que si bien no ha calado demasiado en nuestro país, mueve muchos fans y mucho dinero en todo el mundo. La prueba es que el doodle de Google desde ayer está dedicado a la serie, con un juego que nos recuerda a los 8 bits en el que tenemos que recuperar las letras del logo de la compañía, robadas por los daleks.

Pero mi intención era orientar este pequeño texto hacia mis impresiones personales. Lejos de ser una serie infantil –como mucho juvenil–, ‘Doctor Who’ tiene episodios con tramas endiabladamente complejas que muchas veces, sobre todo en las últimas temporadas, mantienen un hilo común. Posiblemente esa capacidad de mezclar tiempos pasados y futuros incluso dentro del mismo episodio sea una de las cosas más interesantes y que más me gustan. Por ejemplo, de la última temporada recuerdo ‘Hide’, en la que unos investigadores de lo paranormal investigan fenómenos extraños en un caserón, cuando estos tienen más que ver con el futuro que con el pasado. Y si hablamos de episodios favoritos, aunque no es fácil, me quedaría con ‘Blink’, los famosos «ángeles llorones» («weeping angels»), aliens camuflados de estatuas de ángeles que cobran vida en la oscuridad absoluta o cuando cerramos los ojos. Tampoco puedo olvidar el capítulo dedicado a Van Gogh, ‘Vincent and the Doctor’. Hay muchos más y si no los habéis descubierto, os lo recomiendo.

La última parte la quiero dedicar lo que los «whovianos» llaman –llamamos– la serie clásica. Es decir, las emisiones entre 1963 y 1989, en contraposición con la nueva, emitiéndose desde 2005. Pude hacerme con todos los episodios de esas 29 primeras temporadas. El trabajo de visionado es complicado, porque de la mayoría aún no hay subtítulos en castellano. Si algún distribuidor está interesado en editar en España la colección clásica, aquí hay ya un comprador.

Para terminar, al igual que hice en aquel primer post sobre ‘Doctor Who’, todas las cabeceras por orden cronológico en versión corregida y aumentada:


11 de noviembre de 2013

‘Mongolia’ y la exploración de los límites

Muchas veces, y tras ver la cantidad de injusticias que se cometen a sabiendas diariamente por parte del poder con la excusa de la crisis, la única vía de escape que nos queda es el humor. Y dentro del humor la sátira. Quizás por eso los artífices de la revista ‘Mongolia’ se lanzaron en marzo de 2012 a una piscina en la que no se sabía si habría agua. Afortunadamente estos kamikazes han salido ilesos hasta el momento, publicando mensualmente desde entonces en papel, en pleno retroceso de este formato. La razón la desconozco, pero ‘Mongolia’ no es sólo una especie de ‘El Jueves’ de nuestra generación, sino una forma de protesta contundente que en papel se hace mucho más visible hacia los demás. Es una «revista-pancarta» si se me permite el híbrido, como lo fue en su momento ‘El Papus’ o mejor ‘Hermano Lobo’, salvando las distancias. Es más, el uso de colores vivos, de grandes cuerpos para las tipografías de la portada y el uso subversivo de la manipulación gráfica de marcas conocidas abundan en esa sensación. Por cierto, estupendo trabajo de maquetación y diseño.

Desde el principio se ha caracterizado mostrar en sus portadas criticas brutales, centrándose casi siempre en los muchos tabúes políticos y sociales que aún quedan en España. El Rey, Franco, las Infantas, ETA, las religiones, los políticos de turno… Todos han sido diana y objeto de burla y crítica sin piedad. Hasta la fecha ninguno de sus números ha sido secuestrado, pero sí ha sido vetado en muchos quioscos, en El Corte Inglés y hasta en Facebook. En los quioscos y grandes superficies donde se vende suele estar bastante escondido. Una de las novedades que aporta la revista y que otras publicaciones del mismo género no tienen es que cuenta con una sección de investigación «seria» que ha ofrecido exclusivas, como los correos electrónicos de Urdangarin, prohibidos judicialmente.

Está claro que uno de los objetivos de ‘Mongolia’ es explorar los límites de la libertad de expresión, entrar en esas zonas grises que las generaciones anteriores han convenido en no tratar. Pero esas generaciones no son la nuestra y comienza a despuntar otra forma de hacer las cosas y otro modo de enfocar los temas de siempre. Ahí están Jordi Évole con ‘Salvados’ o Javier Gallego y su ‘Carne Cruda’. ‘Mongolia’ también aportan su granito de arena a esta necesaria e inevitable Segunda Transición, no sólo política, sino también social y cultural.

22 de octubre de 2013

Mara Torres y Joaquín Reyes son ‘Torres y Reyes’

Ya van emitidos cuatro programas de ‘Torres y Reyes’, el espacio que emite La 2 de TVE los jueves por la noche. Un magacín televisivo con entrevistas, humor o debate –todo ello sereno– se ha convertido en una rareza en las cadenas nacionales. Sus presentadores son Mara Torres (actualmente en La 2 Noticias) y el inimitable e inconfundible Joaquín Reyes (Muchachada Nui o Museo Coconut). Las temáticas tratadas en cada una de las secciones tienen el denominador común de la tecnología e internet y de cómo está cambiando la sociedad.

A lo largo de una hora y pico se van sucediendo los microespacios (¡Enjuto Mojamuto sigue vivo!) junto con secciones más amplias dedicadas a debatir un tema, una entrevista o la clase magistral de cinco minutos impartida por un personaje de peso dentro del mundo de internet o relacionado con la tecnología. Uno de los grandes aciertos de ‘Torres y Reyes’ es la combinación inteligente de humor disparatado con la seriedad que requieren algunos temas. En esto Joaquín Reyes es un maestro.

Pero también hay cuestiones que me han gustado menos, como el espacio sobre las fotos Instagram, en la que una celebridad muestra sus imágenes favoritas. Pero esto posiblemente sea por el odio que tengo hacia esta red de fotos con filtros… En cualquier caso un programa diferente que entretiene, forma e informa a partes iguales. Quizás en un futuro, todo depende de su destino, se convierta en un espacio «de culto» seguido por unos pocos fans. Lo bueno es que todas las emisiones las podéis ver en la web de Radiotelevisión Española.



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