Hoy traigo dos series que pueden encontrarse dentro del catálogo español de Netflix. Una bastante visible y conocida y otra que es una auténtica joya oculta.
Desde hace ya bastante tiempo la plataforma de streaming más famosa me recomienda una miniserie italiana de ocho episodios llamada ‘Generazione 56K’. Se trata de una producción con un argumento bastante estándar que cuenta con algunos puntos a favor que la salvan. Lo principal es que es italiana. Si fuera británica o norteamericana seguramente sería insoportable, pero el arte natural que aporta el país vecino hace que te quedes pegado a la pantalla. Si leemos entre líneas, y a pesar de la globalización de los comportamientos sociales, podemos ver mucho de la idiosincrasia del sur de Italia. ‘Generazione 56K’ nos cuenta dos historias que es la misma separada por veinte años, la de un grupo de amigos de la infancia que se mantiene en el presente y la de una pareja frustrada en el pasado, cuando apenas tenían catorce años, y que amenaza con frustrarse en la actualidad. Como he comentado, con sus particularidades, es la misma historia que nos han contado mil veces en la ficción romántica. Aún así tiene momentos disfrutables. 7/10.
‘Samurai Gourmet’ es la otra producción, japonesa del año 2017, también original de Netflix, y basada en el manga ‘Nobushi no Gourmet’. Una serie de doce episodios cortos (de unos veinte minutos) que nos trae las andanzas de un trabajador recién jubilado que recupera el control de su tiempo, dando rienda suelta a sus fantasías culinarias. Una propuesta extraña y original que funciona muy bien transmitiendo buen rollo desde el primer hasta el último minuto. El protagonista, aficionado a leer historias de samuráis y cual Quijote del extremo oriente, se dedica a recorrer la ciudad a la búsqueda de comida y experiencias proustianas que le devolverán al pasado o también descubrirá nuevas sensaciones que le harán conocerse en qué punto de su vida se encuentra y cómo es su relación con su entorno, expresándose (o intentándolo) muchas veces a través de su alter ego samurái. Argumentos sencillos que encierran una potente filosofía nada barata. Imprescindible. 8,5/10.
Últimamente estamos viendo algunas producciones de zona francófona de Canadá. La para nosotros exótica región de Quebec camina entre dos mundos también en cuanto a tradición cinematográfica, el europeo y el anglosajón, dando lugar a veces a curiosas propuestas y otras a engendros más o menos digeribles. ‘Manuel de la Vie Sauvage’ está basada en la novela de Jean-Philippe Baril Guérard del mismo título que no tengo el gusto de conocer, por tanto no vamos a calificar lo fiel de su adaptación.
La historia que nos cuenta es la del controvertido Kevin, un joven hijo de un millonario hecho a sí mismo que busca competir y abrirse paso sin ayuda en el mundo de las empresas tecnológicas emergentes. Su objetivo es claro, lograr el éxito al precio que sea, incluso si eso supone traicionar, engañar o incluso cometer delitos. Para ello formará un equipo con su mejor y único amigo, la exnovia de éste y un antiguo compañero del instituto como abogado. Las dificultades no tardarán en aparecer, a las que Kevin se enfrentará con tanta valentía como soberbia y falta de empatía. El desarrollo de una app para simular hablar con personas fallecidas supondrá un reto en el que rodarán muchas cabezas.
‘Manuel de la Vie Sauvage’ tiene virtudes pero también un gran defecto que hace tambalear toda la producción. Y es que más allá del segundo episodio se nota una falta de rumbo, una dispersión que desvirtúa el interés del arranque y se convierte en otra serie diferente. Tampoco sé si la falta de emociones y de interés en los acontecimientos escritos en el guión tienen algo que ver con la presunta pretensión de frialdad y comportamiento despiadado del protagonista. Y hablando de protagonista, el trabajo de los actores sin llegar a sobreactuar no es nada del otro mundo. En definitiva, una serie que se deja ver y se olvida rápidamente. 6/10.
‘Nolly’ es una de esas miniseries (sólo tres episodios) británicas de factura y actuaciones excelentes que sorprende por lo inesperado. Un biopic sobre una de las más famosas actrices inglesas de culebrones (las típicas soap opera de los años setenta y ochenta) de dudosa calidad. La interpretación de Helena Bonham-Carter eclipsa por completo al resto de los actores. Y es que ella es la protagonista absoluta. El guión y la dirección es de Russell T. Davies (‘Doctor Who’) y esa impronta se nota mucho. Su gusto por los formatos (mezcla 4:3 con panorámico y secuencias de vídeo entrelazado con material progresivo) y por la historia de la técnica de la televisión a mí personalmente me encanta. Una rareza para frikis de la televisión vintage. 7,5/10
‘Pewnego Razu na Krajowej Jedynce’ (aquí traducido como ‘Carretera Sin Salida’ en vez del más original y auténtico ‘Érase una Vez La Nacional Número Uno’ o algo así supongo que en referencia a la carretera donde se desarrolla la acción) tampoco es una serie muy normal, aunque en este caso para mal. Es una producción polaca para Netflix etiquetada como comedia, aunque con un humor muy particular que no acabo de entender, más del gusto eslavo y balcánico que del occidental. Se trata de una historia de enredo en la que una familia desestructurada recoge a dos pasajeros peculiares. En un área de servicio confunden su coche con el de un ladrón de bancos que escapa con el botín. Esto provocará situaciones tensas en ambos vehículos. Polonia puede presumir de tener grandes realizadores y muy buenos actores y actrices. Pero este no es el caso. Nada que destacar. 5/10.
Aún no existen muchas series basadas en hechos tan específicos como la intrahistoria del desarrollo de aplicaciones informáticas. Es verdad que la ficción informática es un género en sí mismo desde los años ochenta (‘War Games’ o ‘Tron’ fueron las pioneras), pero si acotamos a ficcionar hechos reales apenas nos quedan pocas obras (‘The Imitation Game’ sobre el trabajo de Alan Turing en la segunda guerra mundial, ‘The Social Network’ que cuenta la historia de Facebook o algún biopic más o menos afortunado sobre Steve Jobs son las únicas que me vienen a la memoria). ‘The Billion Dollar Code’ es una producción alemana para Netflix de 2021 de seis episodios sobre uno de los hechos más desconocidos de la reciente historia de internet.
En Berlín en 1993 un grupo de jóvenes inquietos que utilizan la tecnología con fines artísticos desarrollan un sistema para navegar por imágenes de satélite de todo el mundo. Su nombre es Terra Vision. Años después, el gigante Google lanzará Earth con una similitud más que notable. Esto llevará a un millonario juicio de patentes de incierto veredicto.
‘The Billion Dollar Code’ funciona perfectamente, con un guión encajado al milímetro. Un prodigio que mantiene al espectador pegado a pesar de que su desenlace es pura historia y puede consultarse en cualquier hemeroteca o en la Wikipedia. Los actores que interpretan a Carsten Schlüter (Mark Waschke) y Juri Müller (Mišel Matičević) en su versión más adulta, los protagonistas de toda la historia, realizan un trabajo excelente, del mismo modo que la abogada de ambos, Lea Hauswirth (Lavinia Wilson). En definitiva, una gran serie bien dirigida. 8,5/10.
La tradición cinematográfica finesa es sólida y amplia, incluso en televisión. Ya vimos hace poco por aquí ‘Kansan vihollinen’ sobre el mundo del periodismo, una producción mucho más «occidental» y menos encerrada en sí misma. Enfrentarse a un rocoso drama bancario finlandés como es ‘Rosvopankki’ (‘El Banco Ladrón’ literalmente, aunque traducido como ‘Los Invencibles’) no es nada sencillo. Miles de años luz nos separan del contexto del país nórdico, de su forma de ser y de entender el mundo. Tampoco la forma de dirigir distante de muchos de sus realizadores (en este caso es Matti Kinnunen) ayuda.
La historia nos cuenta la entrada en la inspección bancaria de la joven Salla Nurminen, dispuesta a revisar las cuentas de un pequeño banco (lo que aquí sería una especie de caja de ahorros) sospechoso de haber realizado inversiones no muy claras en paraísos fiscales con el ánimo de crecer y evitar ser devorados por los grandes bancos del país. Del otro lado, el banquero Christopher Wegelius, dispuesto a un tira y afloja con las autoridades. Y debajo, el pueblo llano que sufre las consecuencias perdiendo sus ahorros, no pudiendo pagar hipotecas o perdiendo sus empleos al no conseguir las empresas donde trabajan la liquidez suficiente para seguir adelante.
‘Rosvopankki’ esta basada en hechos reales, unos graves acontecimientos que tuvieron lugar a finales de los años ochenta, cuando se liberalizó el mercado financiero en Finlandia sin las normas reguladoras adecuadas. En conclusión una serie que no es fácil de seguir y la puesta en escena tampoco ayuda. Abstenerse no aficionados al mundo financiero de los países nórdicos en los años ochenta. 6,5/10.
Bajo el título de ‘Strafe’ (‘Castigo’ en castellano) se presenta esta miniserie alemana de la RTL basada en los relatos del abogado y escritor Ferdinand von Schirach y en la que cada capítulo está dirigido por un realizador alemán. El nexo común es precisamente el castigo (o no) de un delito cometido (o no). Como era de esperar cada episodio, cada historia, tiene un enfoque completamente diferente. También el resultado es muy diferente, así como los delitos o el tratamiento dado a los protagonistas.
Seis relatos convertidos en seis capítulos que van desde el asesinato, el homicidio involuntario o el maltrato hasta los delitos contra el patrimonio. En mi opinión son tan distintos que puede haber historias redondas, como efectivamente las hay, y otros excesivamente adornadas y enrevesadas, tanto que es fácil perderse. En otras simplemente se pierde el interés por la falta de gancho de lo que se cuenta y en otras lo forzado de la situación o lo inverosímil del crimen hacen que resulte imposible empatizar con el o la protagonista.
En definitiva, una serie para aficionados al derecho y a las ficciones judiciales. 6,5/10.
Como ya vimos en ‘Tapie’, los biopics seriados más o menos fantasiosos son una constante hoy día en las principales plataformas. Si el personaje lo merece o se le puede sacar el suficiente jugo como para exprimir media docena de capítulos o alguno más, allí habrá una serie. El caso que nos ocupa hoy es ‘Clark’, una serie original para la sucursal sueca de Netflix que nos cuenta la vida y obra de Clark Olofsson, uno de los principales criminales de la Suecia del siglo XX y también una supuesta superestrella mediática –al menos en la ficción–.
Tomando como base hechos reales, Olofsson es el protagonista absoluto de una serie de hechos (asesinatos, robos, estafas, secuestros, etc) que probablemente hubieran pasado sin pena ni gloria si no fuera por el atraco al Kreditbanken de Estocolmo en 1973. En este evento su amigo Jan-Erik Olsson perpetró un robo en el que tomó a cuatro rehenes. Olofsson acudió teóricamente a mediar en la liberación de los secuestrados. Finalmente las propias víctimas se negaron a salir alegando estar bien tratados por Olsson y Olofsson y temiendo que la policía que asediaba el banco les hiriera o matara. Es lo que se conoció mundialmente como «síndrome de Estocolmo».
‘Clark’ es una producción juguetona, gamberra, irreverente y también algo cansina. Un histriónico y sobreactuado Bill Skarsgård no desentona en este festival del crimen, tratado como un icono pop, una superestrella incomprendida y estúpida. Es posible que en un largometraje este estilo pseudotarantiniano funcione bien, pero en ocho entregas la cosa cansa bastante aunque siga resultando gracioso a veces. El tratamiento audiovisual es impecable y ayuda a ubicar las épocas con algunas anacronías pero perdonables. En conclusión, una serie para ver poco a poco que tiene buenos momentos pero también algunos ridículos y aburridos. 6,5/10.
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