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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
12 de abril de 2012

El 4K es la siguiente meta

Parece mentira, pero hace tan solo seis años publiqué un artículo en el que comentaba el lanzamiento de la primera cámara doméstica que grababa vídeo a 1080i. Fue en octubre de 2005. Tres años después ya eran una realidad al alcance de cualquier persona y hoy día es una tecnología casi superada. Desde hace dos o tres años se vienen lanzando modelos de cámaras dirigidas al sector de cine digital profesional con capacidad para grabar vídeo a 2K y 4K, esto es, 2 y 4 veces la alta definición actual. Las ya legendarias cámaras Red pusieron al alcance de casi cualquiera (entre 6000 y 18000 euros) unas cámaras impensables muy poco tiempo antes y que alcanzan la calidad de las cámaras cinematográficas analógicas a un coste varias veces menor.

Ahora, el foco del mercado del 4K se dirige –todavía tímidamente– hacia la electrónica de consumo. Aún es pronto, pero la compañía Sony ya ha lanzado una videocámara con capacidad 4K dirigida a un mercado semiprofesional. Se trata de la NEX-FS-700 y competirá directamente con la Red Scarlet y con la JVC GY-HMQ10, al menos en el rango de precios de los 4000-7000 euros.

El avance la la tecnología de la imagen es tal vez uno de los punteros actualmente. Las mejoras que se han producido en la imagen grabada en movimiento en los últimos diez años ha sido exponencial. ¿Qué nos depararán los próximos diez años? Posiblemente la implantación como nuevo estándar del 4K, con televisores mucho más grandes (o al menos con más densidad de píxeles) que soporten estas resoluciones y videocámaras en nuestros dispositivos móviles que graben en ese formato. ¿Habrá un siguiente paso? Estoy seguro de que sí.

20 de marzo de 2012

La historia de los hermanos Judica-Cordiglia

Hace poco he visto el fantástico documental emitido por Odisea ‘Space Hackers’ (aquí traducido como ‘Hackers del Espacio’). Trata sobre la increíble historia de dos hermanos de Turín, Achille y Giovanni Battista Judica-Cordiglia, que consiguieron en los años cincuenta y sesenta poner en jaque a las autoridades norteamericanas y soviéticas interceptando las comunicaciones de sus misiones espaciales. Con medios muy rudimentarios escucharon al primer hombre en el espacio —Yuri Gagarin–, a la perrita Laika o al primer norteamericano en orbitar el planeta John Glenn.

La cosa se complicó cuando, siendo ya celebridades locales y casi nacionales, interceptaron comunicaciones que podrían resultar comprometedoras. Aquí es donde comienza la polémica. Mientras ellos califican como auténticos los sonidos de respiraciones humanas provenientes de un teóricamente satélite no tripulado soviético (la Venera 1VA) meses antes del lanzamiento del primer ser humano al espacio, hay muchos investigadores y científicos que las tachan de historias «adornadas» o directamente de fraude. Pero esa no fue la única comunicación sorprendente que presuntamente interceptaron. También proveniente del bloque soviético, aquel mismo año los hermanos pudieron escuchar una voz angustiosa de mujer que parecía estar en órbita terrestre y a punto de sufrir una reentrada fatal en la atmósfera. Ninguno de estos hechos ha podido ser contrastado, por lo que sólo tenemos las grabaciones y la palabra de los Judica-Cordiglia.

Pero estas polémicas poco importan para disfrutar de este sorprendente documental y conocer una historia que, a pesar de haber sido divulgada por diversos medios (últimamente en el programa ‘Cuarto Milenio’), sigue siendo muy desconocida. Os dejo con él:

28 de enero de 2012

Diexismo: El arte de escuchar la radio

Así dicho, puede que si una de tus aficiones es escuchar la radio, mucha gente no entienda de lo que realmente se trata. Si esa afición se convierte en un reto, estamos hablando de diexismo. Según la Wikipedia, el diexismo es «la afición de escuchar emisoras de radio lejanas o exóticas». Al contrario que los radioaficionados convencionales, en el diexismo no se interactúa con la fuente emisora, pero no por ello es menos emocionante ni adictiva.

Seguro que, igual que yo, alguna vez ha caído en vuestras manos una radio con capacidad de captar señales de onda corta. Yo, de pequeño, tuve unos walkie talkies con los que no solo podíamos hablar sino que estaba sintonizado en una frecuencia en la que se colaban numerosas emisoras de radioaficionados o de camioneros. Por aquel entonces había mucha actividad en esas bandas. Desconozco si actualmente se mantiene o ha decrecido. Pero más allá de los radioaficionados, la onda corta nos brinda la posibilidad de escuchar emisoras de radios comerciales de otros países que, a menudo, poseen servicios en castellano. También, si poseemos una radio un poco más avanzada, captaremos las frecuencias utilitarias (policía, bomberos, protección civil, etc) o de otro tipo. Y más allá, con equipos todavía más avanzados (tampoco mucho más) es relativamente sencillo escuchar las conversaciones entre, por ejemplo, aviones y torres de control. Los límites, si tenemos una radio que cubra todo el espectro de radio, son casi ilimitados.

Otra de las cosas interesantes del diexismo es que, aunque no podemos interactuar, sí podemos contactar con emisoras lejanas y remitirles vía postal los llamados informes de recepción, con diferentes datos técnicos acerca de la calidad de la recepción desde nuestra posición geográfica. Si lo hacemos bien, probablemente la emisora nos remita una tarjeta QSL que acredita oficialmente el contacto. Muchos diexistas coleccionan estas tarjetas, que son uno de los alicientes de esta afición.

No está mal tener de vez en cuando una afición tecnológica que no tenga que ver con los ordenadores o con internet. Y es que, aún hoy, no toda la comunicación pasa por un ordenador o por internet. Esto le proporciona un encanto especial. Si queréis más información, podéis visitar la web de la Asociación Española de Radioescuchas, donde encontraréis mucha información sobre este tema.

22 de noviembre de 2011

El pionero de la telegrafía eléctrica

En nuestra historia hay muchos personajes olvidados que merece la pena recuperar. Algunos de ellos son sorprendentes por la magnitud de su obra o de su capacidad de anticiparse al futuro. Para hablar de Francesc Salvà i Campillo tenemos que remontarnos hasta el siglo XVIII y XIX, a la época que se ha denominado como la Ilustración Catalana. Aunque este barcelonés fue médico de profesión, su interés por otros campos de la ciencia le llevó a experimentar con la electricidad, la aerostática, el periodismo, la ingeniería industrial o la meteorología. No en vano fue uno de los primeros meteorólogos españoles en realizar previsiones y recoger series temporales de temperaturas y pluviometría.

Pero quizás el campo por el que pasó a la historia es por establecer los rudimentos de la telegrafía eléctrica a finales del siglo XVIII, casi medio siglo antes que su inventor «oficial» Samuel Morse. A finales de 1795, Salvà publicaba en Barcelona su ensayo ‘La Electricidad Aplicada a la Telegrafía’. El estudio incluía información detallada sobre los fundamentos físicos y técnicos de la transmisión de pulsos eléctricos a través de un hilo conductor, así como sobre la construcción de los aparatos emisores y receptores. Realizó su primera prueba en público al año siguiente, en 1796, en la corte de Carlos IV y planificó la conexión telegráfica entre Alicante y las Islas Baleares, proyecto que nunca se llevó a cabo. Si se hubiera realizado sería el primer país del mundo en tener una línea de comunicaciones eléctrica. Pero como suele ocurrir, la desidia y la ignorancia de los que regían los destinos de España en aquellos tiempos olvidó tanto el proyecto como a su artífice. Para darnos cuenta de la magnitud de su influencia en posteriores inventores, Marconi reconoció a Salvà en 1901 como una de sus inspiraciones.

Hoy día puede resultar muy sencillo hablar de cables, de hilos conductores y demás, pero hemos de pensar con la mentalidad de finales del siglo XVIII. De hecho, en su ensayo, denomina los cables como «cuerdas» de metal conductor de la electricidad unidas entre sí mediante «papel impregnado en resina». Se trata de la primera descripción de un cable que existe. En el Deutsches Museum de Múnich existe un pequeño recordatorio a Salvà i Campillo y a su cable. Así lo resumió en 1876 el telegrafista Suárez Saavedra:

En 1747 los ingleses Watson, Bevis y otros, demostraron que la descarga de la botella de Leyden se hacía en un instante al través de alambres de más de doce millas inglesas[…] Si desde esta ciudad a la de Mataró —continúa Salvà— corriese un alambre, y otro desde Mataró a Barcelona, y hubiese allá un hombre que con sus manos agarrase los cabos de los alambres, con una botella de Leyden podría dársele conmoción y avisarle así sobre un asunto convenido […] Con 22 letras y aun con 18, pueden formarse todas las palabras que se requieren para ello, y así, con 44 alambres desde Mataró á Barcelona, habiendo en el primer punto 22 hombres que tuviese cada uno dos extremos o cabos, y en Barcelona 22 botellas de Leyden cargadas, podría hablarse con aquella ciudad, bastando que cada hombre representase una letra y avisase al sentir la conmoción: supongamos la reciban los que presentan las letras P, E, D, R, O; se habrá transmitido la palabra «Pedro». Esto cabe dentro de la posibilidad, pero veamos si puede simplificarse, dice Salvà. […]

Parecerá poco menos que imposible el tender tantos alambres para hacer hablar a la electricidad, pues aún en apoyos muy altos o travesaños los muchachos los desbaratarían; pero no es necesario que los alambres vayan separados, puesto que pueden montarse juntos formando una cuerda fuerte, resistente, que podría colocarse bien alta, sin que la electricidad que vaya por un hilo se pase a los otros. En las primeras pruebas —añade Salvà— que hice con un pequeño telégrafo medio armado, vestí los alambres con papel, después los arrollé, y siempre dirigí la electricidad por los que quise; siendo mejor aún el papel barnizado con pez o con materia idioeléctrica. Además de que, dando estos resultados prácticos, la cuerda de alambre podría colocarse en caños subterráneos, revistiéndola para mayor precaución con una o dos capas de alguna resina propia para aislar.

Aquellos que quieran ampliar la información, existe una biografía [PDF] que puede descargarse gratuitamente desde la web de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, organismo dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación.

21 de agosto de 2011

Coches eléctricos en el siglo XIX

Se suele decir que ya está todo inventado. Este refrán, a veces tan manido, nunca pensé que podría aplicarse al mundo de la tecnología. Pero lo cierto es que, revisando unos números de ‘La Ilustración Española y Americana’ me topo con un artículo dedicado ni más ni menos que a unos coches eléctricos que funcionarían en la Exposición Universal de París de 1900. La sorprendente historia viene con varias fotografías de rudimentarios automóviles (apenas hacía diez años que el invento había visto la luz). El cronista de la época lo contaba así:

De aquí a dos o tres semanas, la Compañía de coches que con tanto acierto preside Mr. Bixio, cuyo nombre es popularísimo en el mundo comercial, pondrá al servicio público un centenar de coches movidos por la fuerza eléctrica y destinados a servir de experimento, de ensayo práctico, si así puede decirse. De los resultados de esta tentativa audaz depende que los visitantes de la Exposición de 1900 encuentren un servicio cómodo, rápido, elegante y barato para visitar París recorriéndolo en todas direcciones sin los inconvenientes de la tracción animal y sin el touf touf desagradable del motor de petróleo.

La velocidad máxima de estos artilugios era, según el texto de 15 km/h. Esta limitación no era precisamente por la tecnología, sino que es una autorregulación para evitar atropellos a los transeúntes, acostumbrados a los vehículos de caballos fácilmente esquivables incluso si el peatón circulaba por el medio de la calle. Muchos de vosotros pensaréis que esto del coche eléctrico fue algo minoritario, pero la verdad es que fue la tecnología que predominó hasta los años 20. Al comenzar a escribir este post no tenía ni idea, pero el dato es cierto. Sólo a partir del final de la primera guerra mundial, el petróleo comenzó a distribuirse masivamente y su precio descendió. Al mismo tiempo, la técnica hizo los motores de combustión más silenciosos y fiables. Los coches eléctricos entraron entonces en declive.

Pero no deja de ser sorprendente que, algo que ahora estamos redescubriendo, fuera algo habitual en los automóviles de hace más de un siglo…

18 de julio de 2011

Objetivos luminosos

El mundo de la fotografía puede llegar a ser una afición muy absorbente. Uno nunca deja de aprender nuevos conceptos, técnicas, o incluso sobre su historia. Porque la principal misión de la fotografía es captar la realidad a través de los ojos de quien porta la cámara. Por tanto, el componente subjetivo es una parte fundamental de este arte, o lo que es lo mismo decir la parte creativa. Pero también existe otro aspecto muy importante y que va parejo al artístico. Quizás en ninguna otra disciplina la técnica y la tecnología vayan tan unidas a lo artístico. Conocer los parámetros y el funcionamiento de nuestro equipo es de vital importancia si queremos plasmar correctamente nuestras fotografías. Y si hablamos de lentes, esa importancia se hace imprescindible. De ello dependerá el aspecto final de la imagen.

A lo largo de la historia, los técnicos han buscado reproducir la realidad lo más fielmente posible. La utopía es llegar a la perfección del ojo humano, capaz de obtener una imagen casi perfecta con muy poca luz. Precisamente la luz es uno de esos elementos primordiales a la hora de hacer fotografías. Pero la imperfección de las lentes que componen los objetivos y su construcción hacen que parte de esa luz no se aproveche. En el siglo XX se han construido objetivos que han rozado esa utopía. Todo aficionado al cine o a la trastienda técnica del séptimo arte conoce la historia del Zeiss Planar 50mm f/0,7, la lente que Stanley Kubrick pidió «prestada» a la NASA para la fotografía de interiores de su película ‘Barry Lyndon’ (1975). Su obsesión era filmar sólo con la luz de las velas y de la luna. Y lo consiguió. Para ello tuvo que ingeniárselas junto a John Alcott, el director de fotografía, para adaptar el objetivo a la cámara de 35mm contando con la profundidad de campo deseada por Kubrick. He aquí algunos de esos resultados. Son secuencias tomadas sin luz artificial:


Pero rebuscando un poco más no ha sido complicado encontrarme un más difícil todavía, una nueva vuelta de tuerca en el mundo de la óptica. El prodigio vino de la Unión Soviética. El origen del GOI CV-Siercalno-Linosvyi 20mm f/0,5 (sí, f/0,5) hay que buscarlo en marzo de 1948 en el Instituto Nacional de Óptica de San Petersburgo. Pero en contra de lo que pudiera pensarse, no se trataba de un proyecto experimental. Parece ser que se fabricaron y comercializaron varias unidades. El GOI CV es un objetivo catadióptrico de grandes dimensiones (su peso era de casi 10 kilogramos) y compuesto por un conjunto de ocho lentes de cuarzo y fluorita.

¿Por qué es tan costoso fabricar un objetivo de estas características? Por mucho que avance la tecnología y la electrónica, los objetivos han de cumplir las reglas de la óptica. El mero hecho de bajar un paso en la apertura de diafragma puede suponer un nuevo quebradero de cabeza para los técnicos que diseñan las lentes. En primer lugar, la elaboración de los cristales se complica y han de seguir un proceso mucho más minucioso y utilizar materiales como la fluorita que resultan mucho más caros y complicados de trabajar. Un objetivo es una combinación de diferentes lentes. Cuando la luz pasa por cada una de ellas, parte de esa luminosidad se pierde, aunque a veces sea una parte muy pequeña.

En la actualidad los objetivos más luminosos que se comercializan tienen unos precios respetables. En realidad, bajando de f/1,4, los ceros se disparan. Una de las mejores y más conocidas ópticas entre los especialistas y aficionados avanzados es el Leica Noctilux 50mm f/0,95. Un prodigio de la óptica con un precio también prodigioso (unos ocho mil euros). De momento, los aficionados mortales nos conformaremos con aperturas mucho más modestas, pero no por ello peores. Y es que, en la mayoría de los casos, la luminosidad no es lo más importante a la hora de hacer nuestras fotografías.

7 de mayo de 2011

Technicolor para vídeo Canon DLSR ¿Es útil?

La compañía Technicolor ha lanzado un estilo especialmente diseñado para ser usado en las cámaras réflex Canon con capacidad para grabar vídeo. Para quien no lo sepa, los estilos de vídeo o CineStyles sirven para modificar diversos parámetros en la grabación de vídeo. En más de un año utilizando Canon jamás he tenido la necesidad de usarlos ni realmente le encuentro mucho sentido. Hace tiempo hice pruebas con el estilo SuperFlat, muy similar al de Technicolor, y llegué a la conclusión de que los resultados no diferían mucho de los que podía conseguir en postproducción.

Esta misma tarde he salido a hacer unas tomas de vídeos con el famoso CineStyle y sin él. Lo cierto es que, una vez aplicados los ajustes necesarios a uno y a otro, de nuevo los resultados apenas difieren. He leído bastante en los foros y al parecer no soy el único escéptico sobre el uso de estilos supuestamente para aumentar el rango tonal estándar que nos ofrecen las Canon. Buscando por ahí, son bastantes los que opinan como yo: mejor grabar tomas con los ajustes por defecto de la cámara y luego trabajarlo en postproducción. Personalmente hasta la fecha me ha ido muy bien así.

Puede que sea un purista, pero mientras las DSLR de Canon no graben en RAW (vídeo nativo sin «procesar»), tendremos que conformarnos con lo que hay (que no es poco) y no jugar a tener lo que no tenemos con «apaños» como los estilos de vídeo. ¿De verdad hay alguien que los utiliza?



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