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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
17 de agosto de 2023

Viaje de uno a otro confín

Hace unos pocos días hemos regresado de nuestro viaje más largo. Desde España, uno de los confines de la Unión Europa, hasta Letonia, en el otro confín. Han sido unos tres mil kilómetros en avión hasta Riga, la primera etapa que duró cuatro días, con excursión a las playas bálticas de Jurmala. La siguiente etapa comenzó por carretera hasta Tallin, 325 kilómetros en medio de bosques de árboles altísimos. Tres días en la capital de Estonia antes de partir vía ferry hasta Helsinki. Dos horas de crucero entre vientos helados y lluvia en pleno mes de agosto atravesando el golfo de Finlandia para finalizar en la capital nórdica, en una bahía repleta de arrecifes, cientos de islas de piedra, con vegetación y construcciones las más grandes.

Han sido tres países muy diferentes entre sí: Letonia, medio rusa medio báltica, con influencias del imperio alemán y cuya capital recuerda la antigua decadencia de Budapest. Estonia, la aprendiz de país nórdico y la república ex-soviética más desarrollada de todas. Condicionada en todo por sus vecinos y hermanos finlandeses, puede considerarse su hermana pequeña. Tallin ha sido una sorpresa a la altura de Praga (si no por delante), pero sin su masificación turística. El tríptico de lugares exóticos termina al norte, en Finlandia, uno de los países más ricos del mundo y referente en muchos parámetros. Aunque conocemos de su existencia, antes de ir no podría hacerme una idea mental de su skyline. No sabemos nada de Helsinki más allá de su nombre. Ahora sé que tiene dos catedrales, la ortodoxa sobre una enorme roca, un barrio con casas de madera, y que sus habitantes tienen gran afición a navegar cuando el buen tiempo lo permite. También que han sabido convivir con una naturaleza y una orografía hostil, adoptando las rocas graníticas como parte de su paisaje cotidiano en vez de destruirlas.

Dentro de unas semanas comenzaré a mostraros las fotografías y los vídeos que he tomado durante estos diez días y que seguro que os van a interesar.

27 de julio de 2023

‘Rough Diamonds’

Segunda serie belga en poco tiempo. Netflix aún sorprende con cosas que se salen de la hegemonía anglosajona. El entorno cultural de ‘Rough Diamonds’ (aquí titulada ‘Diamantes Turbios’) es auténtico y original. Se desarrolla en el barrio de los diamantes de Amberes (Flandes, Bélgica), un negocio no siempre lítico regentado mayoritariamente por judíos. Es aquí donde se centra la trama que mezcla tambien gentiles flamencos, albaneses, ingleses e indios. Aunque el argumento ya es atractivo por sí mismo, el añadirle el mix cultural con sus correspondientes idiomas (ver en versión original subtitulada, por favor) donde en el caso de los personajes judíos los actores llegan a hablar cuatro idiomas (yidis, neerlandés, inglés y francés) aporta una dosis de realismo.

Noah es el hijo pródigo que regresa de Londres a sus orígenes judíos de Amberes: la familia Wolfson, comerciantes de diamantes desde hace generaciones. Lo que inicialmente iba a ser una visita rápida al funeral de su hermano se convierte en una enrevesada estancia junto con su hijo y donde reproches familiares, viejos recuerdos y amenazas varias impiden que pueda volver a su antigua vida. Una deuda que se intenta saldar con un turbio negocio va engordando una situación que se vuelve insostenible y peligrosa.

Uno de los aciertos de la serie es mostrar a los protagonistas lejos de los ideales de bondad. Eso no impide que empaticemos con ellos desde el principio. En general el trabajo de los actores es bastante bueno. Lo mismo se puede decir de un guión bien pensado aunque con algunas trampas y giros extraños que estropean un poco la conexión con el espectador. Pero, en cualquier caso, una serie entretenida con la que aprenderemos bastante de las comunidades judías asentadas en las ciudades europeas desde hace cientos de años. 7,5/10.

23 de julio de 2023

‘Kansan Vihollinen’

Siguiendo comentando series de países improbables, hoy traigo una producción finlandesa que, más allá de su origen, ofrece en el fondo pocas cosas originales. ‘Kansan Vihollinen’ o ‘Enemiga del Pueblo’ es una reflexión sobre los medios de comunicación, la realidad que reflejan y el supuesto trabajo interno de investigación, no siempre limpio ni está exento de riesgos. A pesar de no ser una coproducción, parte de la acción se desarrolla en Barcelona y sus inmediaciones y con actores españoles (concretamente catalanes).

Katja es una periodista de un medio finlandés que descubre accidentalmente una trama para estafar a través de un falso negocio de criptomonedas. El problema es que todo se montó con dinero público, con la connivencia de políticos, periodistas y personajes famosos de Finlandia. La perspectiva de sacar a la luz toda esta información podría hacer tambalear las instituciones. Katja sufrirá un acoso y derribo sistemático tanto a nivel laboral como personal.

Formalmente no es una producción excesivamente original e incluso a veces se acerca peligrosamente a los clichés de la ficción sobre periodismo, pero el trabajo de los actores funcionan y hay buena química entre los protagonistas. No es difícil entrar en la trama e implicarse en ella, simpatizar con algunos de los protagonistas y odiar a otros. ‘Kansan Vihollinen’ ayuda a comprender no solo el mundo periodístico del país nórdico, sino también la idiosincrasia de sus habitantes, con fama de fríos e impasibles. Interesante aunque poco original. 6,5/10.

16 de julio de 2023

‘1985’

La Europa de los años 80 fue mucho más convulsa de lo que ahora pensamos. Al margen de lo que estaba ocurriendo más allá del Telón de Acero con la URSS y sus países satélites, la Europa occidental estaba azotada por el terrorismo de origen político, tanto independentista como de corte ultraderechista o de extrema izquierda y anarquista. Al margen de los conflictos en muchos países árabes que tuvieron trágicas consecuencias en Europa (Lockerbie por ejemplo). Lo que nunca imaginé es que en Bélgica existiera un grupo asesino (ni siquiera terrorista, porque nunca reivindicaron sus acciones ni tenían un objetivo que alcanzar) que mantuvo en vilo a la sociedad de aquel país entre 1982 y 1985. Fueron denominados los Asesinos de Brabante y tienen dos componentes bastante inquietantes. El primero de ellos es que se sospecha que estaba integrados por miembros radicalizados de las fuerzas policiales y militares de Bélgica y el segundo, que a día de hoy no se conocen sus identidades y todos sus crímenes siguen impunes precisamente por la presunta connivencia de las altas esferas de la defensa y los servicios secretos del país.

Corre el año 1981 y dos amigos deciden alistarse en el cuerpo de gendarmes. Pero sus ambiciones son muy diferentes. Mientras Mark se encamina hacia la investigación, Franky, de caracter impulsivo, opta por un cuerpo más operativo. Poco a poco será captado por un grupúsculo dentro de la policía con extraños y turbios objetivos.

‘1985’ es una producción belga más que interesante. En sus ocho episodios se nos desgrana una realidad bastante desconocida fuera de sus fronteras, unos hechos reales con múltiples ramificaciones, algunas en lo más alto del poder de la época. El guión basado en esos acontecimientos cumple correctamente, aunque a veces pueda resultar previsible. El trabajo de los actores es bastante bueno y consiguen transmitir perfectamente la tensión del momento. Finalmente, un diez para la ambientación, donde nada sobra y recrea fielmente la Bélgica de la época. Una de las series del año. 8,5/10.

29 de junio de 2023

‘Sluhá Narodu (Servidor del Pueblo)’

Esta es una de esas series que me pongo a ver más por curiosidad que por otro motivo. La razón es evidente: Es una serie sobre un hombre normal que se convierte en presidente de su país. Ese hombre es Volodymyr Zelenskyy y el país es Ucrania. Una profecía hecha ficción televisiva que se convirtió en realidad. La historia es lo suficientemente alucinante como para resistir la tentación de ver ‘Sluhá Narodu’ (‘Slugá naroda’ en el ruso de la versión original –sí, los diálogos están en el idioma del archienemigo del norte– o ‘Servidor del Pueblo’ en la traducción al español).

La historia que nos cuenta es la de un ucraniano medio, Vasyl Petróvych Holoborodko, un profesor de historia en un instituto que consigue ser presidente de su país. De pronto se encuentra con un país en bancarrota, controlada por tres oligarcas que ponen y quitan políticos a su antojo y conveniencia. Se rodeará en su gabinete de los amigos de toda la vida, cada uno en un área en la que más o menos son expertos. Holoborodko tendrá que lucha contra todo y contra todos (medios de comunicación, opinión pública, el FMI –que no sale demasiado bien parado–, la Unión Europea, etc).

Dar mi opinión sobre ‘Servidor del Pueblo’ no es sencillo. Ante todo decir que sus tres temporadas son muy diferentes. La primera es casi una telecomedia comparable a ‘Aquí no Hay Quien Viva’, con guiones planos, simples y previsibles, humor chusco, actuaciones de teatro de fin de curso y con un aroma a propaganda nacionalista inconcebible en la Europa occidental. La segunda temporada y la tercera aunque mantiene algo de la primera gana en complejidad y resulta mucho más interesante. Hay episodios «normales» y otros en los que no sé los guiones fueron escritos bajo los efectos de alguna sustancia tóxica.

En cualquier caso, es un buen retrato antropológico de un país, de lo que es y de lo que quiere ser, de sus miedos y sus esperanzas, sus obsesiones y sus defectos. Creo que ayuda a comprender Ucrania mucho más que mil reportajes y documentales. 7/10.

18 de junio de 2023

Retomando el mundo de la fotografía analógica

Fue sobre los primeros meses de 1991 cuando tuve entre mis manos la primera cámara fotográfica cuyo carrete disparé por entero. Era de diapositivas en color. Un año después durante la Expo 92 de Sevilla también me encargué de disparar otro carrete de diapositivas en color. Tras un año más llegó el momento que más me enganchó: cargar película en chasis vacíos a partir de una lata de 30 metros y después de disparar, revelar yo mismo el negativo para posteriormente positivar en papel. Supuso un antes y un después. Al realizar por completo todo el proceso, me enganchó aún más. Aquella lata de película negativa Agfa de 35 milímetros dio mucho de sí. Muchos carretes después y algunos años más tarde ya tenía una experiencia más que notable. Pero tenía la sensación de que las nuevas tecnologías que estaban comenzando a llegar y, sobre todo, de las videocámaras con las que llevaba tiempo grabando, ganaban un terreno que me parecía insuperable para el viejo y humilde formato del blanco y negro analógico. En el año 1998 se acabo la susodicha lata de película y supuso el aparcamiento por tiempo indefinido del mundo de la fotografía analógica. Comenzaba a ser complicado encontrar según que componentes y materiales.

Pero como todo vuelve, en los tiempos de internet y del resurgimiento del vinilo y de lo retro, el auge de la fotografía analógica es una realidad. Rescaté de casa de mis padres la antigua ampliadora y algún otro utensilio aprovechable, adquirí algunos otros y monté el laboratorio en uno de los cuartos de baño de mi casa. Compré una bobina de película en blanco y negro de 30 metros marca FOMA (por si a alguien le interesa) y papel de diferentes tamaños también de esta marca checa. Aunque a penas he tirado y revelado un par de carretes ya me ha vuelto del todo el interés por lo tangible, por la fotografía que se puede tocar. Espero que pronto pueda dedicar mucho más tiempo a tirar carretes, revelarlos y positivar en papel alguna que haya quedado bien. Os iré mostrando la progresión por aquí.

14 de mayo de 2023

‘We Are Lady Parts’

Dentro de la vasta producción audiovisual del Reino Unido hay para todos los gustos. Series históricas, grandes dramas, policiacas y todo lo que nos podamos imaginar. Dentro de esta última inclasificable categoría encontramos esta serie de seis episodios de apenas 25 minutos cada uno con un regusto punk, aunque no solo punk. Es más, el punk es lo de menos. ‘We Are Lady Parts’ pretende y consigue ofrecer desde la comedia otro punto de vista en el Londres multicultural del siglo XXI, riéndose y dinamitando los tópicos de sus propias costumbres.

Lady Parts es una banda de punk feminista y musulmana a la búsqueda de una guitarrista. Amina, una estudiante de microbiología con aspiraciones musulmanas tradicionales decide probar suerte intentando superar sus miedos y complejos. La historia se irá enredando hasta convertirse en una comedia de equívocos bastante clásica.

Hay que reconocerle a la serie una vis cómica en todas sus actrices bastante conseguida y que es posiblemente lo mejor. Por contra, y aunque la idea es bastante original, el desarrollo no deja de ser convencional, con un final feliz clásico que hemos visto mil veces en la ficción. Y esta predecibilidad lastra un poco un impecable trabajo de las actrices y actores, de la frescura que aporta su directora Nida Manzoor y de esa original idea del punk musulmán con el que a más de uno nos ha explotado la cabeza. 8/10.



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