‘Dolls’ es una película típicamente japonesa, personal e intransferible, con ese simbolismo y esa estética que a los occidentales a menudo se nos escapa. Takeshi Kitano se pone detrás de la cámara en 2002 para contarnos esta historia (o más bien historias) de amor atormentadas con una fuerza de imagen y un uso de las tonalidades soberbia, pocas veces conseguida en el cine contemporáneo.

En la primera historia un joven abandona a la hija de su jefe con quien va a casarse por conveniencia por su auténtico amor, pero descubre que ella ha enloquecido al conocer la noticia. A lo largo de todo el film, esta pareja de «muñecos» humanos se cruzarán con otras historias. En la siguiente un fan incondicional de una cantante pop desespera al conocer que ésta ha sufrido un accidente de tráfico. Y la tercera es el relato de un jefe de la yakuza que de joven abandonó a su novia. Años después vuelve al lugar de sus encuentros.

El argumento no decae en ningún momento. Es más, aumenta de intensidad y de emotividad según avanza el metraje, sin tregua posible, hasta el desenlace. ‘Dolls’ fue presentada en la Sección Oficial del Festival de Venecia de 2002.