Todos conocemos el cine argentino, uno de los más potentes de América, tanto por cantidad como por calidad. Desde que se popularizaron las series en plataformas de streaming no habíamos visto ninguna producción del país austral. Desconozco si ‘El Eternauta’ es la primera creación para Netflix de Argentina, pero desde luego el resultado es bastante pintón y entretenido, a la altura de las creaciones ciertamente espectaculares. Se trata de una ficción basada muy libremente en unas populares historietas publicadas en prensa especializada durante los años 50 con la firma de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López.
En el verano austral de Buenos Aires una extraña nieve tóxica comienza a caer. El simple contacto con la piel produce la muerte inmediata. El invierno invade la ciudad mientras Salvo y algunos familiares y amigos juegan a las cartas un viernes noche cualquiera. Esto cambiará el mundo para siempre y todo se transformará en una lucha por la superviviencia propia y la ajena. Nadie sabe de dónde procede este fenómeno, ni si es una proceso natural o provocado por algún tipo de agente terrestre o extraterrestre.
‘El Eternauta’ me ha parecido una serie bastante entretenida, bien interpretada (Ricardo Darín siempre está bien) y con un guión que, aunque algo defectuoso, funciona. Además, al huir de los escenarios habituales de Europa o Estados Unidos, supone un aliciente. Argentina y Buenos Aires son un factor diferenciador y está presente a lo largo de los seis episodios. Los temas argentinos de siempre también (el tango, la guerra de Las Malvinas, el fútbol, el rock nacional, etc). En definitiva es una amalgama entre ciencia-ficción, terror, misterio en un entorno diferente. Curiosa. 7,5/10.
Fue en septiembre de 2007, concretamente el día 17, cuando cambié mi PC, un AMD Athlon de 2003 que me había construido en un barebone bastante pequeño y que por aquel entonces montaba un Windows Vista (sí, aún no había salido Windows 7). Lo cambié por un Apple iMac de 21 pulgadas. En seguida me adapté y se convirtió en uno de los mejores ordenadores que he tenido nunca. Pero en el verano de 2013 empezó a fallar la tarjeta gráfica y el disco duro, así que lo reemplacé por otro iMac, un 27 pulgadas, que he ido ampliando a lo largo del tiempo. De hecho es y va a seguir siendo mi ordenador principal para todo tipo de uso a pesar de que va a cumplir doce años.
¿Y entonces, por qué me compro un PC? Básicamente porque quería experimentar con algunos aspectos que con mi iMac no puedo: juegos de última generación, inteligencia artificial generativa con Stable Diffusion (hay una compilación especialmente diseñada para el procesador de IA Blackwell con que cuenta mi Nvidia RTX 5070 TI) y también para editar mis vídeos con Da Vinci Resolve. La pantalla por supuesto tiene que estar a la altura, y se trata de un monitor ultra ancho de 3440×1440 píxeles de resolución nativa con una frecuencia de actualización de 180 Hz.
Como ya he dicho no va a ser mi ordenador principal y de hecho si se me averiara y tuviera que reemplazar mi iMac, su sucesor posiblemente será un Mac Mini. Espero que eso ocurra dentro de mucho tiempo.
Buscando siempre industrias audiovisuales singulares me encontré en Filmin con ‘Padomju Džinsi’ (para el resto del mundo conocida por su traducción al inglés ‘Soviet Jeans’). Se trata de una curiosa producción letona ambientada en los últimos años de la Unión Soviética. Letonia, al igual que otras exrepúblicas soviéticas ahora independientes, buscan en su pasado argumentos para historias de ficción, algunas basadas en hechos reales. Este no es el caso, aunque pudo perfectamente haberlo sido.
Renars es un joven de Riga que trabaja como sastre en un teatro. También usa el ingenio y la picaresca para conseguir objetos occidentales y poderlos vender dentro de la URSS. Tras un incidente con un antiguo amigo de la KGB al que a veces proporciona información, es recluido en un manicomio (falso manicomio que es en realidad una cárcel para retirar de la circulación a personas incómodas para el régimen). Pronto se dará cuenta de que los codiciados Levi’s pueden ser facilmente falsificados en la sastrería del «manicomio» si cuenta con la colaboración de sus inmediatos superiores. Las cosas se le irán de las manos muy rápidamente dando lugar a situaciones esperpénticas que se amplificarán cuando conoce a Tina, una joven directora de teatro finlandesa.
El resultado de ‘Padomju Džinsi’ es un entretenido bodevil bien interpretado y dirigido, pero con un guión un poco confuso y atropellado, con lagunas y una pobre puesta en escena. La ambientación es correcta pero muy limitada (los exteriores se limitan a tres o cuatro localizaciones en toda la serie). En definitiva una humilde serie que gustará a aquellos que buscan cosas diferentes pero sin renunciar a la tragicomedia. 7/10
He terminado de ver la que es ahora mismo, uno de abril de dos mil veinticinco, la serie de la que todo el mundo habla. ‘Adolescence’ es una producción de Netflix que ha trascendido el ámbito de lo puramente audiovisual. Una miniserie –el formato favorito de los creadores británicos– rodada en los ya famosos planos-secuencia únicos por episodio, algo que no es ninguna novedad ni creo que suponga aporte ninguno al lenguaje cinematográfico que pide la historia, sino más bien puede llegar a restarle fuerza en algunos momentos.
Jamie es un joven de 13 años que vive en el seno de una familia de clase media trabajadora en un suburbio de una ciudada británica. Las fuerzas especiales de la policía irrumpen de madrugada en la casa por la fuerza para detenerlo. Todo es aturdimiento. Se lo llevan detenido acusado de asesinato de una compañera de clase. Poco a poco las nubes de la incertidumbre se irán despejando para dar con las complejas causas del crimen.
Es una pena que una producción como ‘Adolescence’ con actores británicos de primer orden, posiblemente de los mejores que existen actualmente en todo el mundo, se quede en una grave reflexión de un problema, nada más. Tras un primer episodio angustioso y que te mantiene atento viene un buen segundo capítulo, un intenso pero artificioso, disperso e inconexo tercera entrega y una última parte prescindible y aburrida. El argumento de desinfla y –para mí– va perdiendo interés según avanza. Aún así recomendable. 6,5/10.
Hemos visto series ambientadas en todo tipo de lugares. Grandes ciudades, lugares turísticos, bosques misteriosos, etc. Especialmente las de género policiaco –conocido últimamente como «noir»— en las que los apacibles escenarios no son lo que parecen. ‘Shetland’ emitió su primera temporada en 2013, en plena fiebre de las ficciones de crímenes en escenarios idílicos. Esta serie británica de la BBC está ambientada en las remotas islas escocesas a las que da título. Veintitrés mil habitantes y una capital con algo más de siete mil dan para mucho.
Cualquiera diría que el inspector de policía Jimmy Perez y su equipo tendría tanto trabajo resolviendo crímenes horrendos y enrevesados en las islas Shetland y con móviles tan variopintos como las rencillas entre vecinos, el tráfico de personas y de drogas, los rituales paganos o los suicidos inducidos. Valga la excusa de ver esos paisajes verdes y desolados, los acantilados agrestes y las casitas pintorescas para perdonar todo a Ann Cleeves, la autora de las novelas en las que se basa la producción. De las siete temporadas con las que cuenta hasta la fecha, he de reconocer que a pesar de que la fórmula suena a gastada, me enganchó gracias a los buenos guiones, bien escritos y dirigidos. Aunque también cae en prácticamente todos los tópicos del género.
En definitiva, una serie que no se sale del molde con el que están facturadas tantas otras, pero que sin duda tiene algo especial que atrae y que merece darle una oportunidad. 6/10.
Terminamos la serie de vídeos sobre nuestro viaje a Polonia con el imprescindible de todo visitante que se acerce al país. Cracovia es, sin duda, su punto turístico más importante, así como su centro cultural y religioso. El casco antiguo, reconocido dentro de los lugares patrimonio de la humanidad de la UNESCO, está rodeado por un anillo verde en el lugar en el que anteriormente estaban las murallas. Desde la plaza del Mercado con la basílica de Santa María y la torre del ayuntamiento hasta la colina de Wawel, con su castillo y su catedral, pasando por la Universidad Jaguelónica, una de las más antiguas de toda Europa. Todo esto aparece en el vídeo que he montado y que espero que os guste…
Continuamos la serie de vídeos sobre nuestro viaje a Polonia con una atracción a la que llevan siglos entrando los viajeros. Es posiblemente uno de los puntos turísticos más antiguos de Europa. Se trata de la Mina de Sal de la localidad de Wieliczka, a pocos kilómetros de Cracovia. Desde tiempos medievales se extrae halita o sal de roca de sus entrañas, formando cavernas fantásticas y pasadizos laberínticos. Actualmente aún sigue en activo, obteniendo sal de mesa del desecado de la salmuera. Desde el siglo XVI, personajes famosos de la historia la han visitado. Copérnico, Chopin o Juan Pablo II son solo algunos ejemplos. La zona visitable sólo se adentra un tercio de la profundidad máxima (unos 125 metros) y una longitud de 3,5 kilómetros. Desde 1978 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
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