¿Qué sucedería si las tradicionales plagas (escasez de recursos, hambre, desorden político) del llamado tercer mundo, se trasladara al rico y próspero occidente europeo? Esta es la inquietante propuesta que nos ofrece ‘El Tiempo del Lobo’, una coproducción de Francia, Austria y Alemania dirigida en 2003 por el realizador germano Michael Haneke. La película llama a la reflexión sobre lo que verdaderamente es importante y sobre lo superficial de la mayoría de cosas y conceptos con los que convivimos normalmente.

La acción transcurre en Francia, en un momento indeterminado que puede ser perfectamente hoy mismo. Una familia huye de la ciudad con su coche a una casa de campo. No sabemos el motivo, aunque sí puede intuirse que ha sucedido alguna hecatombe económica que haya hundido el país. Pero cuando llegan a la casa, comprueban que esta ocupada por otra familia de desesperados ciudadanos que harán todo lo posible por sobrevivir. Vagan por el campo en busca de comida y un lugar donde cobijarse para pasar la noche. Durante ese trayecto encontrarán todo tipo de personajes mezquinos y egoístas en lo que ya es la lucha por la vida, dejando atrás el maquillaje de personas civilizadas de los tiempos de la abundancia.

El título ‘El Tiempo del Lobo’ procede del Codex Regius, el primer poema germánico, y describe con esa frase lo que ocurrirá antes del final de los tiempos.

Haneke no desaprovecha este argumento a priori tan atractivo, pero tampoco cae en la espectacularidad ni en el dramatismo fácil. Como él mismo dice, se puede hacer cine de catástrofes sin efectos especiales, sólo mostrando el comportamiento de los personajes, que muchas veces puede llegar a ser monstruoso. El centro de la película es Isabelle Huppert, magnífica como siempre.