El OVNI de Voronezh
El 9 de octubre de 1989 yo tenía once años. Aquella tarde-noche, en el ‘Telediario’ de las nueve, el entonces presentador Luis Mariñas abría con una noticia que no tenía que ver con el «telón de acero», ni con la perestroika, aunque venía de aquella convulsa zona. Según la agencia de noticias soviética TASS, el 27 de septiembre, un objeto volador no identificado aterrizó en una ciudad del centro de Rusia llamada Voronezh. De él, según este relato, salieron tres seres de unos tres metros, con pequeñas cabezas y tres ojos. Junto a ellos lo que parecía ser un robot. En el mismo lugar del aterrizaje, un parque de la ciudad, jugaban unos niños que fueron los testigos principales de tan extraño acontecimiento. Pero los hechos no quedan ahí. Según relataron, uno de los supuestos extraterrestres disparó a uno de los niños, que desapareció, volviendo a «reintegrarse» cuando los seres regresaron a su nave.
Lo cierto es que desde el primer día aquel asunto me resultó de lo más increíble. Casi tan increíble como la repercusión que la noticia había tenido en prácticamente todos los medios de Europa. En España, aparte del ‘Telediario’, el programa ‘Informe Semanal’ dedicó uno de sus reportajes al OVNI de Voronezh, con el título de ‘Extraterrestres en la Perestroika‘. Gracias a YouTube he podido recuperar aquellas emisiones. Pero no sólo la televisión, también diarios de tirada nacional como El País reproducían la noticia el 10 de octubre de 1989:
La agencia Tass informa que científicos soviéticos estudian el aterrizaje de un ovni.
El artefacto apareció a 500 kilómetros de MoscúCientíficos del Laboratorio de Geofísica de Voronezh, a 500 kilómetros al sureste de Moscú, han confirmado el reciente aterrizaje de un objeto volante no identificado, y han hallado «pisadas de alienígenas que dieron un pequeño paseo por el parque» de esa ciudad, informa hoy la agencia Tass.
«Una gran bola o disco brillante fue visto sobrevolando el parque. Luego aterrizó, se abrió una escotilla y salieron una, dos o tres criaturas con formas humanas, así como un pequeño robot», dice Tass, citando a «testigos presenciales». Según estos testigos, señala la agencia oficial soviética, los extraterrestre medían «tres o cuatro metros de alto, pero tenían unas cabezas muy pequeñas».
«Hemos identificado el lugar del aterrizaje mediante sistemas de biolocación», declaró a Tass Genrij Silanov, jefe del Laboratorio de Geofísica de Voronezh. «Detectamos un círculo de 20 metros de diámetro. Encontramos una misteriosa piedra de color rojo oscuro», dijo Silanov. El análisis mineralógico de la roca mostró que en la Tierra no existe una análoga.
El método de biolocación fue empleado igualmente para detectar las huellas de las criaturas que bajaron del OVNI, según Silanov. El investigador manifestó que el camino que identificaron por medios científicos como el recorrido de los alienígenas, coincide con la descripción de los testigos, así como otras circunstancias del aterrizaje.
Durante los días siguientes, el caso siguió coleando en los medios, hasta que se extinguió por completo. Nada se volvió a saber del tema. Tanto entonces como ahora me hice un montón de preguntas: ¿era cierto lo ocurrido? ¿tendría una explicación racional? ¿por qué los medios se hicieron tanto eco de aquello?
Cabe recordar que la agencia TASS, propagadora de la noticia, era hasta entonces un medio respetable y que pertenecía al aparato de la Unión Soviética. La opacidad informativa del gigante comunista comenzaba a abrirse al mundo. Los países del este estaban de moda y todo el mundo estaba mirando hacia ellos. Pero también no era menos cierto que la URSS se estaba resquebrajando, y la necesidad quizás de desviar la atención hacia noticias más extraordiarias, hizo que durante 1989 y 1990, la agencia TASS y otros medios soviéticos propagaran teletipos sobre Yetis siberianos (en aquella época tuve un recorte de una noticia sobre este tema pinchado en mi tablón durante una buena temporada), OVNIs y otros hechos fuera de toda explicación.
Como era de suponer, el teletipo enviado a los medios eran tan espectacular como poco contrastado. Durante los días siguientes a la publicación de la noticia, numerosos periodistas e investigadores se desplazaron hasta Voronezh para buscar y entrevistar a los niños testigos y a los científicos que habían realizado las pruebas en el lugar del aterrizaje. Se comprobó que los miembros del Laboratorio de Geofísica de Voronezh no eran tales, sino aficionados al fenómeno OVNI. Todos los elementos del caso fueron mutando y confundiéndose entre sí. Los testigos iniciales ya no eran los que decían ser y el lugar de aterrizaje tampoco era el mencionado en un principio. Las pruebas materiales desaparecieron o tuvieron explicación, como la piedra que dejaron los extraterrestres, que resultó ser de óxido de hierro.
¿Era todo una invención o había un poso de realidad? Voronezh es una ciudad de unos 900.000 habitantes que debe buena parte de su prosperidad a la fábrica de aviones de Voronezh Pridacha, a 5 kilómetros. Fue el lugar donde se construyó y probó el Tupolev Tu-144, un avión supersónico para vuelos comerciales similar al Concorde, el Ilyushin Il-86 o el Ilyushin Il-96. A 7 kilómetros al suoeste se encuentra la base aérea militar de Voronezh Malshevo. La base sería un punto estratégico de despegue y aterrizaje de bombarderos nucleares en caso de guerra.
Es curioso, porque otros acontecimientos relacionados con los OVNIs también ocurrieron en lugares cercanos a bases militares (el caso más famoso es el de Roswell), lo que quizás nos hace pensar en algún tipo de experimento de origen terrestre, adornado después por la fantasía popular y utilizado por las autoridades soviéticas para desviar la atención de otros hechos más graves.