La involución de la Iglesia católica
Desgraciadamente, a lo largo de esta legislatura hemos visto muchas cosas insólitas, impensables hace tan sólo una década. Lo más chocante ha sido la beligerancia de los jerarcas de la Iglesia católica contra el Ejecutivo. Sería injusto meter a toda la Iglesia en el mismo saco, así que comencemos por distinguir unos de otros. Parece bastante claro que la Conferencia Episcopal quiere aglutinar a todos los fieles en torno a sí valiéndose para ello de la crítica política al Gobierno. Desde luego no son tontos, y saben perfectamente que muchos de los votantes de la derecha tradicional son católicos y beligerantes contra Rodríguez Zapatero. Por lo general suelen ser personas manipulables, con información limitada, sesgada y muy mediatizada que encuentra en el PSOE su particular Satanás, la explicación para todos los males de la sociedad española. Son muchos, no nos engañemos. La COPE, la radio de los obispos, tiene unos dos millones de oyentes según el EGM y posiblemente esta sea sólo la punta de iceberg de la base social que tiene la derecha católica.
Hoy día, al contrario de lo que ocurriera hace treinta años, la Iglesia española está dirigida por una cúpula más conservadora que entonces. Nada tiene que ver la actual dirección con, por ejemplo, la de Tarancón, que tuvo el valor de enfrentarse a Franco y a los ultras durante la transición. Pero esto no sólo ocurre en España. El papa Benedicto XVI nada tiene que ver con Juan XXIII y la modernización de la Iglesia que trajo en los años sesenta el Concilio Vaticano II.
Lamentablemente asistimos al enterramiento de todas estas pequeñas revoluciones. Vuelven las misas en latín, la doctrina rancia, se cierran las iglesias que ayudan a los más desfavorecidos e incluso la Teología de la Liberación está condenada. Los grupos integristas católicos proliferan gracias a internet y cada día tienen más poder y cuota en los medios de difusión. Curiosamente, a la par de esta vuelta a lo rancio del stablishment religioso, también hay un mayor desapego de la religión, que ya no ofrece respuestas a la gente corriente. Incluso las peticiones para abandonar la Iglesia mediante la apostasía son cada vez mayores. Si durante los años sesenta y setenta, el izquierdismo (incluso el comunismo) no estaba reñido con el catolicismo, hoy día son (desgraciadamente) irreconciliables salvo algunos grupos minoritarios dignos de elogio.
Así que, por el bien de la Iglesia católica, por favor, que no se metan en política y que se adapten a los problemas de los ciudadanos, si no quieren verse desaparecer en pocas décadas víctimas de su propia cerrazón. No es ninguna tontería, el catolicismo retrocede en sus tradicionales feudos de América latina y África en favor de las iglesias evangélicas y en Asia a causa del Islam.