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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
7 de septiembre de 2008

‘Párpados Azules’

Reconozco que me gustaría ahondar más en las cinematografías latinoamericanas. En los últimos tiempos, todas mis incursiones en este cine han sido más que satisfactorias. Sobre todo el cine argentino ha proporcionado unas cuantas joyitas que merece la pena ser vistas, como ‘Historias Mínimas’. Pero la cinematografía mexicana también ha dado en la última década piezas dignas de ser recordadas. Recuerdo alguna obra de Alejandro González Iñárritu como ‘Amores Perros’. Otros países como Cuba o Colombia también cuentan con realizadores de mucho talento.

En esta ocasión nos quedamos en México con una película pequeña que ha crecido al pasearse por los principales festivales cinematográficos del mundo. Me refiero a ‘Párpados Azules’, una producción de 2007 dirigida por Ernesto Contreras. El argumento troncal del film es el amor, el desamor y, una vez más, las relaciones humanas despersonalizadas por culpa de la vida moderna.

Marina es una treintañera solitaria que trabaja vendiendo uniformes profesionales. Un día gana unas vacaciones a la playa con todos los gastos pagados. Marina buscará sin éxito a alguien con quien poder compartir el premio. Pero en su vida se cruzará Víctor, otro solitario que la reconoce por haber compartido los tiempos del instituto. Pronto establecerán una peculiar relación. Marina decide invitar a Víctor a su viaje.

Como ya he dicho, los temas que Contreras trata en ‘Párpados Azules’ no son novedosos. La novedad está en el enfoque que proporciona. Marina y Víctor son piezas que no encajan en ningún rompecabezas, personajes únicos con extrañas aristas que intentan limar a toda costa entregándose desesperadamente a las convenciones sociales. Ambos protagonistas se comportan como autómatas, empeñados en mantener una relación afectiva que no funciona. Esta incomodidad se transmite magistralmente al espectador, casi como una tensión, como una forma de tortura necesaria, a través de pequeños detalles (por ejemplo el mantel que deshilacha Marina). El trabajo de los actores es brillante, tanto Cecilia Suárez (Marina) como Enrique Arreola (Víctor) bordan sus difíciles papeles y consiguen hacer creíble la historia. Una película para no perdérsela. (Gracias a Claire por la recomendación)



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