‘Las Llaves de Casa’
A veces a uno le cuesta imaginar que hay algo más allá de la política o de la comedia en el cine italiano de hoy. Todos conocemos a gente como Nanni Moretti o Marco Bellochio, pero no a Gianni Amelio. Lejos de la fama internacional, el cine de Amelio es sencillo, honesto y sin concesiones. Al menos así es ‘Las Llaves de Casa’ (2004).
No podemos llamarla «cine social» con las connotaciones tradicionales de este tipo de películas, pero se puede intuir un trasfondo de crítica a la sociedad de hoy, donde todo lo que no se ajusta a lo que se considera «normal» se esconde o se maquilla con eufemismos o falsos sentimientos. En ‘Las Llaves de Casa’ esta crítica esta implícita en algunos momentos del film.
Paolo es un chico de quince años con daños cerebrales y físicos a causa de un parto traumático. Su madre murió en aquel trance y su padre Gianni lo abandonó al saber que no sería un niño como los demás. Pero cierto día, Gianni decide hacerse cargo de Paolo para llevarlo a un hospital alemán para seguir un tratamiento de rehabilitación. Durante su estancia allí ambos establecerán una relación peculiar, indefinible y compleja. Por un lado no sabemos si el sentido de culpa de Gianni es lo que le hace desvivirse por Paolo o si de verdad está arrepentido por haberlo abandonado al nacer.
Las cosas en ‘Las Llaves de Casa’ son tal cual y no suceden por ninguna razón especial. Hay escenas incómodas, cómicas, sentimentales, todas ellas interpretadas magistralmente por Andrea Rossi (el chico que interpreta a Paolo). Esa es su principal baza. Y la otra la capacidad y el talento de Gianni Amelio para no caer en tópicos ni en escenas lacrimógenas innecesarias. También merece la pena destacar la participación estelar de Charlotte Rampling.