Hoy se cumplen diez años de la matanza (más bien genocidio) de Srebrenica (Bosnia y Herzegovina). Ocurrió en julio de 1995, pocos meses antes de que se firmara la paz tras cuatro años de guerra fratricida. Durante estos tremendos hechos, los serbo-bosnios aniquilaron con total impunidad a casi nueve mil bosnios musulmanes. Lo que había comenzado como una contienda política, rápidamente se convirtió en un genocidio sistemático y planificado, un intento de eliminación racial y religiosa al más puro estilo nazi.

Pocos podían pensar que en la civilizada Europa de los noventa pudiera ocurrir un hecho de semejantes características. Lo más vergonzoso fue el comportamiento de la llamada Comunidad Internacional, que se mantuvo de brazos cruzados ante la masacre. Tampoco podemos pasar por alto que los principales responsables, Radovan Karadzic y Ratko Mladic siguen libres, pendientes de un juicio por crímenes contra la humanidad que posiblemente sirva para poco.