Azul y Negro
Fueron una de las bandas más populares de los primeros años ochenta y pioneros de la música electrónica en España. Salvando las diferencias, podemos decir que Azul y Negro son los Kraftwerk españoles. Pusieron música a las hazañas deportivas de los ciclistas en la Vuelta a España ’82 con ‘Me estoy volviendo loco’ y en 1983 con ‘No tengo tiempo’.
El grupo, formado por Carlos García Vaso y Joaquín Montoya, comenzó su trayectoria en 1981 e introdujeron los sintetizadores, las cajas de ritmos y los vocoder a la música nacional. El nombre, según aseguran en su página web, se lo puso el productor musical Julián Ruiz después de ver un partido del Inter de Milan. Su primer trabajo ‘La Edad de los Colores’ (1981) contenía algunos de sus grandes éxitos. A la ya citada ‘Me estoy volviendo loco’, publicada en varios países europeos como maxi, se pueden reseñar también ‘La Torre de Madrid’. Al año siguiente publican ‘La Noche’, que para muchos es su obra maestra. Siguiendo la tradición, muchos de estos temas fueron escogidos como sintonías de programas de TVE (‘Fu-Man-Chú’, ‘Fantasía de piratas’ y sobre todo ‘No tengo tiempo’, el gran bombazo).
A partir de aquel año, la popularidad de Azul y Negro comenzó a decrecer. Muchos otros grupos les habían superado creativamente. Ya no tenían el monopolio de la música electrónica y se habían convertido en una banda anquilosada en sus propios estereotipos. Su evolución a lo largo de los años ochenta fue mínima, concentrándose más en la técnica y en el perfeccionismo que en la creatividad y la búsqueda de nuevas ideas.
El grupo se disolvió en 1988 y se volvió a reunir en 1993, año en que Joaquín Montoya abandona el proyecto. A finales de los noventa, Carlos Vaso refunda la banda junto a José Antonio Álvarez y publican en su propio sello nuevas canciones, pero sin el brillo de las iniciales.
La historia de Azul y Negro es también la de otras muchas bandas de los ochenta que no pudieron o no supieron evolucionar y adaptarse a unos nuevos tiempos que pedían nuevos sonidos.