Internet y las nuevas tecnologías han llegado al Congreso de los Diputados. Durante el verano se han instalado 350 ordenadores, uno por cada escaño ocupado por un diputado. Todos ellos están (o estarán) equipados con internet, lo que permitirá consultar cualquier dato en cualquier momento. Uno de los servicios es el de mensajería instantánea (supongo que será el MSN Messenger). Me viene a la mente el famoso ‘Messenger de La Moncloa’, la sección que publica la revista humorística El Jueves. Junto a este servicio también podrán consultar su correo electrónico.

Yo a esto le veo varios inconvenientes. El primero de ellos es de fondo. En un país donde la cultura de internet y de la tecnología está por los suelos, (los diputados seguramente no sean una excepción) el uso inadecuado e inoportuno de estos servicios en el hemiciclo yo diría que está asegurado. El segundo es la utilidad. Todos los diputados tienen ordenadores con conexión de banda ancha a internet en sus despachos. No creo que la instalación de los ‘pupitres electrónicos’ mejore o facilite el trabajo de los representantes del pueblo.

Sin duda las intenciones son buenas. Entre ellas, según Marín, el ahorro de papel y la rapidez y agilidad de los trámites parlamentarios. Pero también están por ver los «efectos secundarios» que esta renovación traerá consigo.