Cinco años sin cassettes
No hace tanto que muchos de nosotros desechamos nuestras viejas cintas de cassette. En mi caso, y con más de cuatrocientas acumuladas, tuvieron su principio del fin hace cinco años exactamente. El 21 de abril de 2001 recibí en mi casa mi primer reproductor MP3. Y con él se acabaron las cassette. Pero conviene recordar que durante mucho tiempo fueron nuestra única forma de guardar nuestra música favorita y de llevárnosla a cualquier parte con el ya legendario Walkman. Los inconvenientes de estas piezas de la ingeniería analógica eran patentes: se degradaban con facilidad, el sonido perdía calidad y nitidez, el ruido de arrastre era grande y las copias de cinta a cinta eran desastrosas. Y, cosas de la vida, ahora casi las echamos de menos.
El origen de los cassette de audio tal cual los conocemos nos remonta hasta 1963, cuando la compañía holandesa Philips comercializó bajo el nombre comercial de ‘Compact Cassette‘. El éxito posiblemente vino porque se trató, desde un principio, de un sistema abierto, de forma que los fabricantes no tenían que pagar los costes de licencia a Philips. Hasta 1965 no se comenzó a producir masivamente. Y desde entonces ha sido un estándar para que los humildes ciudadanos grabáramos los vinilos, los CDs u otros cassette.
¿Qué nos esperará en el futuro?