Debate sobre el Estado de la Nación
El acontecimiento político del año (y también bastante tostón) se ha celebrado hoy. No lo he visto ni lo he oído. Sólo se han colado por mis oídos algunas réplicas. Sólo he accedido a resúmenes. Pero tampoco hace falta haber escuchado mucho para darse cuenta de la situación. En el mano a mano y con las cifras sobre la mesa, Rajoy se queda sin argumentos. Todos sus temas favoritos contra el gobierno ahora se vuelven contra él porque ya están gastados de tanto usarlos. Su discurso ha sido mecánico y monótono. Ni siquiera ha estado a su misma altura de otros debates.
No es que el discurso de Zapatero haya sido para tirar cohetes, pero sí que ha sido efectivo y demoledor. Entre bastante triunfalismo y evitando los temas que puedan ponerle en evidencia, el Presidente ha ido desgranando temas con datos y propuestas concretas.
El Presidente del Congreso, Manuel Marín, ha sido también protagonista involuntario de la sesión por la polémica provocada por el Partido Popular respecto a los tiempos otorgados a la oposición para contestar a Zapatero. Marín ha zanjado el asunto poniendo también en evidencia que lo que se arguía era falso, y que los tiempos eran no sólo similares a otros debates, sino incluso superiores.