El «cementerio nuclear»
Esta semana, los medios de ámbito nacional publicaban la noticia de que el alcalde de un pequeño pueblo zamorano llamado Peque de la Carballeda estaba interesado en alojar en su término municipal el polémico ATC o Almacén Temporal Centralizado, más conocido como «cementerio nuclear», que el Ministerio de Industria tiene previsto construir en territorio nacional. En realidad Rafael Lobato, que así se llama este alcalde del Partido Popular, dice haber solicitado información sobre el proyecto al ministerio. Rápidamente todo el pueblo y posteriormente todas las instituciones, partidos políticos y asociaciones de la provincia manifestaron su más rotunda oposición. El proyecto crearía más de 300 puestos de trabajo, con una inversión en las instalaciones de unos mil millones de euros.
Pero la maniobra del alcalde tiene segundas intenciones. Según sus propias palabras, al no disponer de otros medios de subsistencia y visto el olvido de Diputación Provincial y Junta de Castilla y León para con la zona, esto ha servido para poner en evidencia la dejadez de estas instituciones a nivel nacional. Así lo ha pregonado Lobato a los cuatro vientos. En cierto modo tiene razón. El «cementerio nuclear» dotaría de una vida hasta ahora inimaginable a toda la comarca, acabando con la despoblación y la pobreza. Pero a la vez es triste tener que recurrir a estos extremos para salvar una comarca que, como el resto de las comarcas de la provincia, están bajo mínimos en casi todos los indicadores de desarrollo humano.
El proyecto es difícil que pueda llevarse a cabo en la provincia de Zamora, pero también en cualquier otro lugar de España. A pesar de que se trata de un almacén seguro con todas las medidas de seguridad imaginables, no es fácil desterrar de la memoria que lo que se está almacenando es un material radioactivo que conservará todo su poder durante unos diez mil años.