Mis discos favoritos: ‘Wish you were Here’
Se puede decir que ‘Wish you were Here’, de la banda británica Pink Floyd, es mi primer disco favorito. Lo escuché por primera vez hace ya bastantes años y desde el principio me impresionó. Siempre pensé que era un disco «raro», diferente a cualquier otro. Y así era. La banda acababa de publicar ‘The Dark Side of the Moon’ (1973), el disco que les lanzó a la fama y les hizo millonarios. Para hacernos una idea estuvo en las listas de ventas durante 14 años, hasta 1987. El disco de la emblemática portada del triángulo de cristal descomponiendo un rayo de luz era difícil de superar.
Pero en mi humilde opinión lo superaron con creces dos años después con una obra dedicada a Syd Barrett, miembro fundador de Pink Floyd y expulsado del grupo debido a su enfermedad mental. Siempre he creído que ‘The Dark Side of the Moon’ sentó las bases técnicas y artísticas de lo que después sería ‘Wish you were Here’: largos solos de guitarra, uso de sintetizadores analógicos, atmósferas enigmáticas. El disco como concepto único sigue desarrollándose y este álbum puede considerarse como una pieza, con todos sus temas unidos. Buena prueba de ello son los dos «movimientos» de ‘Shine on you Crazy Diamond’ al principio y al final de disco.
‘Wish you were Here’ fue grabado durante 1975 en los famosos estudios de EMI en Abbey Road (Londres) con Alan Parsons como ingeniero de sonido. El perfeccionismo técnico rayano en lo maniático de Pink Floyd hacen que este disco tenga uno de los sonidos más perfectos conseguidos hasta la fecha. Algo muy meritorio teniendo en cuenta la tecnología de la época.
Pink Floyd también cuidaron siempre el artwork del disco, tanto la portada como la carpeta interior, incluyendo imágenes perturbadoras o provocadoras. Para ‘Wish you were Here’, el colectivo londinense Hipgnosis diseñó una portada sin rótulos (igual que en ‘The Dark Side of the Moon’ en la que se mostraba a dos hombres trajeados dándose la mano mientras uno de ellos ardía, una poderosa imagen que no dejaba a nadie indiferente. Para el interior se reservó una ilustración que se ha hecho célebre: Dos brazos robóticos dándose la mano sobre un fondo que representa los cuatro elementos.
Otros datos más personales: Este disco siempre estuvo en mi casa, no recuerdo cuando lo escuché por primera vez. Mi canción favorita son las dos partes de ‘Shine on you Crazy Diamond’.