Navarra, la presión del PP manda
Es muy extraña la situación que se ha creado en Navarra tras las pasadas elecciones municipales. El escenario de fragmentación de las fuerzas políticas resultante ha dado y está dando auténticos quebraderos de cabeza a los partidos políticos, tanto a nivel regional como nacional. La estrategia ante las elecciones generales del próximo año están tensando las negociaciones para formar un gobierno foral estable.
La incertidumbre ha sido total y los continuos giros han sorprendido incluso a las direcciones nacionales de sus propios partidos. UPN, filial del PP en Navarra, fue la lista más votada, aunque no lo suficiente como para obtener la mayoría. El PSN por su parte consiguió un notable ascenso junto con los grandes vencedores, Nafarroa Bai, que fue la sorpresa de las elecciones.
Con estos mimbres, las negociaciones comenzaron pronto. A primera vista la opción más lógica era la alianza entre los nacionalistas vasco-navarros de NaBai y los socialistas navarros del PSN. Quizás fuera esa la coalición natural. La segunda opción posible era que UPN gobernara en minoría. Las cosas habían cambiado mucho en cuatro años. La estrategia de los conservadores navarros de llevar el tema de la autonomía de Navarra y su presunta «venta» a Euskadi como un tejemaneje más de los supuestos acuerdos del Gobierno central con ETA no dieron resultado. La manifestación por una «Navarra española» fue un grave error que debería costarle a UPN la presidencia. Sería un buen escarmiento ante esas posturas tan radicales e irracionales. Es por esto que creo que la decisión de la dirección nacional del PSOE de pararle los pies al PSN ante su intención de pactar con NaBai es errónea y a la larga contraproducente.
Y es aquí donde entran las estrategias nacionales. Según el PSOE, este pacto sería contraproducente electoralmente, algo que yo no veo tan claro. El PP ha venido cacareando la misma cantinela de la increíble y delirante PSOE=PSN=NaBai=ANV=ETA. Pero no creo que este discurso tan fuera de la realidad haya calado verdaderamente en la gente. Un votante del PSOE no verá con malos ojos la alianza socialista-nacionalista. Al menos no veo motivos para ello.
Quizás lo que pueda pasar factura a los socialistas sea ese miedo, ese terror a que el discurso demagógico del PP pueda penetrar en el electorado. El veto a esta coalición es una prueba definitiva de que el Partido Popular escribe el guión y los demás lo llevan a la práctica. Para mí, esto es algo inaudito e inconcebible. Nunca un partido democrático y nada sospechoso de vender a España (por mucho que algunos digan) ha de estar al dictado de nadie ni nada que no sean los intereses generales de la comunidad. El espectáculo que ha dado la dirección del PSOE me parece de lo más lamentable.