50 años de Sputnik
Hoy se cumplen 50 años de un icono del siglo XX. Una bola de aluminio de 83 kilogramos con antenas en forma de estela de cometa. Por supuesto, estoy hablando del Sputnik 1. A las siete y doce minutos de la tarde del 4 de octubre de 1957, un cohete R-7 despegaba por primera vez de la lanzadera del cosmódromo de Baikonur. Durante tres meses estuvo orbitando la tierra con el «bip, bip» que emitían sus emisores de radio. El resto del mundo pudo escuchar la señal de que los nuevos tiempos habían llegado.
Era el comienzo de la loca carrera espacial, que tantos miles de millones de dólares (y rublos) gastó y malgastó. Como se dice en algunos artículos, no había nada de altruismo ni de limpia investigación científica. Lo cierto es que sin la amenaza nuclear norteamericana y el recelo mutuo, la carrera espacial no hubiera existido. El Sputnik era un símbolo, un importante signo del cambio de los tiempos y también una forma muy publicitada de probar sus cohetes R-7, la verdadera joya de la corona soviética y que podría lanzar armamento nuclear a 8.000 kilómetros de distancia.
Prueba de ellos es que los Estados Unidos agilizaron su programa Júpiter para competir con la «amenaza roja». El primer resultado pudo verse el 31 de enero de 1958 con el lanzamiento del Explorer 1. A partir de aquí las cosas ya no serían las mismas y el mundo miraría más que nunca al cielo.
Con motivo de este 50 aniversario, la prensa ha publicado varios artículos interesantes sobre el Sputnik. Aquí dejo unos cuantos:
- La Vanguardia: «Sputnik, la bola que cambio el mundo» (requiere registro gratuito).
- Público: «El legado del Sputnik»
- El País: «Hace 50 años se cumplió el sueño espacial»
- The New York Times: «With fear and wonder in its wake, Sputnik lifted us into the future»