‘Grbavica’
Las guerras realmente no terminan nunca. Tras la batalla queda una estela, un resto, un poso amargo. La memoria impide la cicatrización de las heridas. Y aunque esos efectos no sean directamente visibles, están ahí. Respiran y acechan, esperando a salir a flote en cualquier momento. Precisamente la inteligencia de ‘Grbavica’ (2006) reside en este aspecto. Mientras la ciudad de Sarajevo intenta recobrar la normalidad después del conflicto fratricida, muchos de sus habitantes aún viven con la angustia de sus guerras personales.
‘Grbavica’ cuenta la historia de una mujer profundamente marcada por la guerra, al igual que muchas otras. Las violaciones en masa de los chetniks (los paramilitares ultranacionalistas serbios) sobre la población bosnia fue moneda corriente durante aquellos años. Como resultado de esos abusos nació una nueva generación de bosnios, hoy ya adolescentes, con conflictos de identidad y con el enemigo y la intolerancia como padre.
Pero en contra de lo que pueda parecer, la película transmite una sensación de cotidianeidad inquietante, pero normalidad al fin y al cabo. Un film directo y sencillo, quizás a veces excesivamente frío y distante. Los edificios heridos por los cañones nos recuerdan la guerra constantemente, no como un elemento de dramatismo, sino como parte de la realidad de una ciudad y de un país que, a pesar de todo, intenta salir adelante. ‘Grbavica’ ganó el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín de 2006.