Publicidad en Zamora a comienzos del siglo XX (I): tecnología
Una de las cosas más chocantes de mirar los periódicos zamoranos de primeros del siglo XX son sin duda los anuncios. Publicidad que, con profusión, invadían los diarios de la época. Píldoras y ungüentos milagrosos, viajes en barcos de vapor a Nueva York, Montevideo o Penambuco, bombillas, balnearios y casas de salud, cámaras fotográficas y un etcétera muy largo.
He decidido hacer una pequeña selección de los anuncios más curiosos, tanto por su tratamiento gráfico como por lo novedoso o lo humorístico (a nuestros ojos) de su propuesta. Lo he dividido en cuatro temáticas: tecnología, viajes, salud y varios. Hoy comenzamos con la tecnología.
Dentro del mundo de la tecnología tal y como hoy la conocemos, las bombillas y otro aparataje eléctrico fueron las pioneras a la hora de anunciarse. Marcas que todavía perduran como OSRAM o Philips ya se publicitaban en la prensa pueblerina de Zamora a comienzos del siglo XX.
Bombillas OSRAM (1909). Prometía un bajo consumo (1 vatio por bujía), blancura de su luz y una duración de 1.000 horas, muy poco para los parámetros actuales:
EGMAR, la única bombilla irrompible (1912). La «moda» de las bombillas irrompibles comenzaba. Se vendían como su principal característica. Desconozco la fragilidad de las bombillas antiguas, pero a juzgar por el bombo que se le da a la dureza, no dudo que fue un gran logro:
Lámpara Philips (1913). Un hombre musculoso con una maza se dispone a golpear la irrompible bombilla Philips. «Desconfiad de otras clases que sólo significan imitaciones inferiores», reza el eslogan:
Aparatos y Discos «Gramophone» (1913). Bajo el logo muy conocido de His Master’s Voice, el Gran Bazar de Salvador Álvarez vendía la «mejor máquina parlante». Me pregunto si también vendían los discos de música:
«ODEON», Máquinas Parlantes (1914). La última tecnología de 1914 para la reproducción de música en otra «máquina parlante». Por 100 pesetas incluía el aparato y 10 discos «grandes dobles». Se remarca que «todos los discos de esta casa son dobles». Daría lo que fuera por ver esa tienda y esos discos:
Máquinas de escribir «Meteor» (1914). Si las «máquinas parlantes» era la última tecnología de la época, no lo era menos las máquinas de escribir. Hoy podríamos equipararlos a los ordenadores personales. De hecho no había ninguna tienda en Zamora que las vendiera. Se dice que tiene «todos los adelantos de las marcas caras dentro de un precio reducido», un «tipo hermoso de letra», «pesa 5 kilos y se entrega con elegante maleta». Nada que envidiar a los modernos ordenadores portátiles…:
Kodak, el complemento de la vida en el campo o en la playa (1917). Las primeras cámaras fotográficas portátiles fueron las Kodak. Baratas y populares, eran ideales para que los aficionados hicieran sus primeros pinitos en este arte. Se dice que «su manejo es tan sencillo que se domina en media hora» y que las fotografías se «revelan a la luz del día», algo que no acabo de entender:
Calculadoras y sumadoras (1920). Las predecesoras de las calculadoras electrónicas de bolsillo eran estas máquinas que ayudaban al sufrido tendero a hacer sus cálculos: