La teoría del decrecimiento
Todavía no sabemos cómo será la economía en el futuro. La reciente desestabilización de los mercados bursátiles en todo el planeta no ha sido más que una señal más de que algo está sucediendo en el actual modelo capitalista. No parece que la cuestión vaya a quedarse en un problema bancario puntual. Muchas veces los árboles no nos dejan ver el bosque. El mundo no es el mismo que hace veinte o incluso diez años. Las nuevas potencias emergentes, sobre todo China e India, están provocando cambios estructurales que ya se empiezan a notar. Los ciudadanos chinos comienzan a tener poder adquisitivo, a motorizarse, a abandonar sus dietas tradicionales por un menú más occidentalizado y abundante. En definitiva, comienzan a consumir. La siguiente oleada provendrá de la India. Quizás después haya que comenzar por Brasil, otro coloso a tener en cuenta.
Cada vez son más aquellos teóricos que auguran un cambio progresivo en las filosofías económicas, imprescindibles para que todos podamos seguir viviendo. Una de estas teorías es la del decrecimiento económico. Más o menos viene a decir que no es posible que las economías mundiales sigan creciendo (no ya al ritmo que lo hacen actualmente, sino simplemente a crecer). En su lugar, y para que todos los ciudadanos del planeta puedan disfrutar de un nivel de vida aceptable, es necesario un decrecimiento. A primera vista puede parecer una locura, pero creo que no le falta razón. En cierto modo hay que retroceder, renunciar a ciertos lujos superficiales, consumir menos, tener menos comodidades o gastar menos energía. En su lugar, la satisfacción del consumo compulsivo actual habría que sustituirlo por otras satisfacciones.
Como puede verse, estas nuevas filosofías afectan no sólo a la forma de entender la economía, sino también a la política, a la sociología y a otras facetas de la vida humana. En los últimos tiempos también ha estado ligado al movimiento ecogista y a todos aquellos que luchan en serio contra el cambio climático. Entre otros muchos economistas, la teoría del decrecimiento fue defendida por el premio Nobel James Tobin, artífice también de la famosa «tasa Tobin«.