Política y terrorismo
Sí, son dos palabras que deberían ir bien separadas, porque una es la antítesis de la otra. Es verdad que el terrorismo siempre supone un apoyo armado a unas determinadas ideas políticas, pero esta parte desaparece en momento en que se esgrime un arma. Eso no es un argumento. Y por supuesto el terrorismo no debería contaminar el transcurrir de la vida democrática. Lamentablemente en España las cosas no han sido así.
Los últimos cuatro años hemos asistido a la ruptura de un tabú: el terrorismo como arma política arrojadiza, un juego sucio en el que nunca antes se había entrado. El Gobierno pecó de ingenuo al suponer que una gestión transparente de la última tregua de ETA significaría un ejercicio de democracia. Pero con lo que no contaba es con una oposición del Partido Popular transformada en un animal herido por el 11-M y que estaba (lo ha estado toda la legislatura) fuera de sus cabales.
El espectáculo que el propio PP y todos sus tentáculos mediáticos ha dado ha sido memorable. Digo memorable porque espero que nadie lo olvide. Primero convirtieron el atentado del 11 de marzo de 2004 en una conspiración de a saber quiénes. Después, con premeditación, se alejaron de la unidad parlamentaria necesaria para intentar buscar la paz mediante el diálogo. Ese alejamiento le daría alas para criticar al Gobierno (y de paso a los demás grupos) de negociar con ETA, de haber llegado a acuerdos políticos y de continuar los contactos incluso después de los atentados mortales de la T-4 y de Capbreton. El diario (por llamarlo de alguna manera) de Pedro J Ramírez se encargó de azuzar con la cuestión hasta límites donde las palabras ya se me quedan cortas.
Y ahora es, justo antes del momento de votar, cuando ETA vuelve a asesinar. Y asesina a un militante socialista (por cierto, de origen zamorano) y antiguo concejal de Mondragón. Aquí es cuando en el PP ponen la cara de plañidera y los trajes oscuros y acuden a dar el pésame. Van de buenos como si el pasado no los delatara con las terribles palabras y acusaciones que han salido por sus bocas y que muchos han tenido que sufrir. Se han encontrado con el rechazo de los familiares, como no podía ser de otra manera. Como diría aquel, «de aquellos vientos estas tempestades». Que al menos sirva para la reflexión.