El 24p
Hoy toca de nuevo hablar de la alta definición. Más concretamente sobre los aparatos de televisión. Y es que comprar un televisor es cada vez más complicado. Vivimos un punto de inflexión dentro del mundo de la tecnología autovisual. La irrupción primero de las pantallas planas (ya sean plasma o LCD), luego de la TDT y ahora de la alta definición y los reproductores de Blu-Ray están cambiando la forma y las funcionalidades de algo que siempre fue inamovible. Podíamos cambiar la cadena de música porque no tenía reproductor de CD, pero el televisor era eterno. Desde que los primeros televisores en color se comercializaron en los años setenta no había habido un cambio tan radical en este electrodoméstico. Cuando comprábamos uno, podíamos tener la certeza de que no se iba a quedar obsoleto en al menos diez años.
Pero estaba claro que eso tenía que terminar. Los grandes fabricantes han aprovechado la coyuntura del cambio de tecnología (o la han provocado, quién sabe…) para entrar en la misma carrera loca que ya vivimos con los ordenadores personales. Hoy un televisor ya no es un televisor, es un ordenador en toda regla con todo lo que eso conlleva. Después del timo del HD Ready y su «media alta definición», ahora viene una nueva avalancha de prestaciones codificadas en siglas que pueden llegar a confundir. La primera de ellas es 1080p HDTV. Los televisores así etiquetados permiten sintonizar mediante TDT emisiones televisivas en 1080p (1080 líneas horizontales con fotogramas progresivos). La segunda de estas nuevas características es el 24p. Los que ya estén familiarizados con estas expresiones podrán deducir que se trata de televisores que permiten visualizar la señal recibida bien de un reproductor DVD o Blu-Ray o de las emisiones televisivas a 24 fotogramas progresivos por segundo en vez de los 25 progresivos o los 50 entrelazados de un televisor normal.
¿Y por qué convertir esta señal a 24p? Las películas se ruedan (o graban en el caso de cámaras de vídeo profesionales de alta definición) originariamente, como todos sabéis, a 24 fotogramas por segundo. Posteriormente, durante el proceso de conversión a MPEG-2 para ser emitidas o almacenadas en DVD/Blu-Ray), esta tasa pasa a 25 fotogramas progresivos. Es decir, que las películas que vemos en la tele o en discos estarían ligeramente «aceleradas» (0,04 segundos exactamente). Esto no creo que se note demasiado, pero sí es una característica más a añadir a los televisores de gama alta y, por supuesto, cobrar por ello. ¿Qué será lo siguiente?