Bicentenario del cainismo
Como supongo que todos sabéis, hoy se celebran los doscientos años desde que el pueblo de Madrid se rebeló contra la invasión francesa. Durante muchos años, el nacionalismo franquista (bueno, y mucho tiempo antes también) exaltó esta revolución popular contra los invasores como un gran hito dentro de la historia española y demostración de la «raza» de este pueblo aguerrido. Supongo que es cierto que fue aguerrido, pero también fue fácilmente manipulable por las autoridades.
Las tropas de Napoleón fueron brutales en su avance por la península, arrasando y violando a su paso, pero no menos brutal fueron las acciones de las guerrillas españolas, que actuaban sin ley ni medida. Se puede decir que las dos Españas afloraron por primera vez durante esta contienda. Los conservadores o defensores del viejo régimen absolutista y religioso y los que abogaban por un estado constitucional moderno. Por tanto no podemos caer en maniqueismos de franceses contra españoles. El asunto es más complejo porque aquellos años dirimieron temas muchos más trascendentales que la mera expulsión de unos invasores.
Esta complejidad pudo verse con toda su intensidad después del fracaso del «conato constitucional» de Cádiz de 1812 (con el inédito acuerdo entre ilustrados liberales y absolutistas). Nuestra primera constitución sólo duró dos años. El fin de la guerra supuso el retorno de los Borbones en 1814. Fernando VII abortaría todos los intentos de liberalizar el país. Una vez más, la lucha del pueblo llano, ignorante y que sin duda actuaba de buena fe, sirvió como herramienta para que los poderosos provocarán una involución. España volvió al absolutismo que duraría hasta la muerte del monarca en 1833.
Después de toda esta parrafada me pregunto, ¿Realmente hay algo que celebrar? ¿Quizás el nacimiento de una conciencia nacional, y por tanto de patriotismo español y del cainismo?