Género y sentido común
Vivimos en una sociedad en la que nos gusta sacarle punta a todo. No importa de qué asunto se trate; siempre habrá alguien que le busque las vueltas al asunto y retuerza cualquier argumento con tal de favorecer sus ideas. Uno de esos temas «polémicos» es el del género y las dichosas discusiones a cuenta del masculino, el femenino, las profesiones, que si «españoles y españolas» o sólo «españoles» y una larga hilera de disquisiciones estériles por el estilo.
Según mi opinión, estamos justo en un punto de inflexión sobre este asunto. Hace unas décadas nadie discutía que palabras como «jueza» no debían existir. Sin embargo hoy está admitido por todas las Academias del español. Imagino que lo mismo ocurrirá con otras palabras, cuyo femenino ahora nos suena extraño pero que por el uso terminará por imponerse. Otras, por las extrañas razones y caprichos de los hispanohablantes (que son los que finalmente deciden), desaparecerán o quedarán sólo en ámbitos reducidos. Es ley de vida.
En cualquier caso me parece bien que se fomente un lenguaje no sexista (en lo que afecta a este tema) y que al final la «selección natural» haga su trabajo. En el caso de los masculinos genéricos (decir niños para niños y niñas) no veo con malos ojos el uso de los dos géneros, tal y como nos tiene acostumbrados el lehendakari Ibarretxe. Al fin y al cabo, las lenguas se inventaron para entendernos entre nosotros. El uso de uno o dos géneros no va a interferir en esta tarea. Dejemos que las cosas ocupen su lugar.