‘Goodbye Dragon Inn’, la última proyección
Las películas que tratan sobre viejos cines no son ninguna novedad. Numerosos realizadores han tratado este tema, normalmente rindiendo un homenaje nostálgico a aquellos films de su infancia. En este caso la novedad proviene de su tratamiento. El ya veterano taiwanés Tsai Ming Liang dirige en 2003 ‘Goodbye Dragon Inn’. Es su tributo a las viejas películas de artes marciales de bajo presupuesto de Taiwán y Hong Kong y a los cines de barrio donde se proyectaban.
La historia de ‘Goodbye Dragon Inn’ nos transporta a una de esas salas de cines ruinosas, apenas con espectadores, pero repleto de un magnetismo especial. Ese es el verdadero protagonista de la película. Ming Liang se recrea con sus pasillos, sus butacas y sus trabajadores, tan decadentes como el propio cine. El metraje transcurre durante la proyección del clásico ‘Dragon Gate Inn’ (1966). Será la última proyección antes del cierre del cine.
Las largas secuencias y los poquísimos diálogos (una docena más o menos) invitan a curiosear, a fijarse en los detalles, a mirar por los rincones y, sobre todo, a reeducar nuestra forma de ver el cine. Esta aridez narrativa se afloja algo en las escenas finales. Para mi gusto es lo mejor de la película, que supone un extraño y tardío clímax, suficiente para dejarnos una sensación agradable.