La mercantilización de nuestro patrimonio
Mi visita turística del otro día a Mérida hizo que se confirmaran mis ideas sobre el negocio de explotar nuestro patrimonio artístico y cultural. Como supongo que sabéis, la antigua Emerita Augusta cuenta con algunos de los monumentos romanos más impresionantes y mejor conservados de la península y posiblemente con el museo de arte romano más importante de España. El organismo encargado de gestionar estos asuntos es el Consorcio de la Ciudad Monumental, Histórico-Artística y Arqueológica de Mérida, participado por la Junta de Extremadura, el Ministerio de Educación, la Diputación de Badajoz, el Ayuntamiento de Mérida y la colaboración de Caja de Badajoz. Es decir, que se trata de una entidad pública.
Pues bien, siendo un organismo público que vela por el patrimonio, que no olvidemos que es de todos, cuenta con unas tarifas de visita a cada uno de los monumentos de 4 euros. Vale, no es tanto. Pero es que la entrada al impresionante Museo Nacional de Arte Romano sólo cuesta 2,40 euros. Curiosamente, este museo no forma parte del Consorcio, sino solamente depende del Ministerio de Cultura…
A donde quiero llegar es que, si bien hemos de preservar y aportar todos los medios a preservar legado de nuestros antepasados, no me parece bien que este patrimonio se convierta en un negocio o se sostenga con el cobro de una entrada, como un parque temático o de atracciones que monta una empresa privada. Y volviendo al tema de siempre, el sostenimiento y conservación de monumentos, infraestructuras, personal y otros debe estar a cargo íntegramente de los organismos públicos, que para algo lo son y en parte pagamos impuestos para esto, y no de entes que ya parecen semiprivados o lo terminarán siendo tarde o temprano.
Sé que todo esto de la financiación íntegramente pública puede sonar utópico. Quizás lo sea, pero creo que vamos por el camino erróneo, hacia la mercantilización de la cultura de todos. No me invento nada. Ya se han dado intentos de privatización en Lanzarote o con el caso de la Biblioteca Digital Hispánica. Pero eso nos llevaría a otros temas…