Portátiles para los alumnos extremeños
El otro día leí la noticia de que la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura asignará ordenadores portátiles a todos los alumnos de Secundaria. Aunque no se dice si ya se proporcionarán a partir del próximo curso, en total van a ser 67.000 máquinas de la que tampoco se ha comunicado el fabricante y el modelo ni si llevarán Windows o Linux (Linex en este caso). Los alumnos podrán llevárselos a casa después de la jornada escolar.
Llamadme antiguo, pero sinceramente creo que este tipo de medidas no sirven más que de pura propaganda política y para presumir de lo «modernos» que son. Una operación de maquillaje que no va más allá. Me surjen muchas preguntas al respecto: ¿Qué pasará con los ordenadores que se estropeen, se recambiarán por otros? ¿Quién controlará los contenidos almacenados para impedir que se instalen aplicaciones o archivos «no adecuados»? ¿Esta medida es práctica? ¿Por qué no se invierten los 30-50 millones de euros que costará la iniciativa en otra cosa?
Yo soy el primero que cree que las nuevas tecnologías son y serán imprescindibles en la educación, pero también hay que sopesar cuál es la mejor forma de hacerlo. Los ordenadores pueden facilitar enormemente la tarea siempre difícil de enseñar a la vez que dificultarlo si no se saben aprovechar sus ventajas de manera inteligente. Un ejemplo excelente de buen uso me parecen las pizarras electrónicas. La idea de tener una pizarra-pantalla me parece un instrumento lleno de posibilidades. Pero por favor, que no se haga política tecnológica de «brocha gorda».