The Silver Apples
Hasta hace no mucho tiempo pensaba que Kraftwerk eran los primeros en mezclar electrónica y música popular. Eso era hasta que descubrí a los Silver Apples. Inexplicablemente, y aunque había oído hablar de ellos, nunca me había puesto a escuchar ninguno de sus discos. El descubrimiento ha sido muy revelador, más que por lo musical, por el valor que tienen como pioneros. Se puede decir que The Silver Apples abrieron una nueva puerta que muchos otros cruzaron después.
Para hablar de los orígenes de la banda tenemos que remontarnos hasta finales de los años sesenta. La psicodelia, las drogas, la expansión mental, la sensación de entrar en una nueva etapa de la humanidad y el creciente poder cultural de los movimientos juveniles estaba en su momento álgido. Los Beatles habían sorprendido al mundo con experimentos como ‘Revolution 9’, incluido en el álbum blanco de 1968. En este tema explotaron las técnicas de «copiar y pegar» loops, sonidos repetitivos y distorsiones que se atisbaban en el vanguardista y asombroso tema ‘Tomorrow never knows’ incluido en ‘Revolver’ (1966). Esa sería en definitiva la filosofía de muchas otras bandas que vinieron después. Una de las que siguió esta senda y la llevó hasta sus últimas consecuencias fue The Silver Apples.
El grupo se formó en la misma Nueva York de 1967 que vio nacer a The Velvet Underground. Danny Taylor (percusión) y Simeon (todo lo demás) no eran, desde luego una banda al uso. Su fama de excéntricos y su absoluto caracter experimental hizo que no fueran muy apreciados en su tiempo. El alma era sin duda Simeon, un personaje muy especial que había creado un instrumento electrónico, llamado como él mismo, que sería la marca de la casa durante su breve historia artística. Consistía en un extraño artefacto compuesto por osciladores de sonido y ochenta y seis conmutadores manuales que producían los sonidos electrónicos más sorprendentes escuchados hasta el momento. El mecanismo era accionado con las manos, los pies e incluso con los codos y las rodillas. Salvando la distancias, podría considerarse el simeon como un primitivo sintetizador.
Sólo grabaron dos trabajos, su debut ‘Silver Apples’ (1968) y ‘Contact’ (1969), pero quizás sea la banda que, siendo más desconocida, ha influido a más artistas en todas las décadas siguientes. En los setenta al movimiento del krautrock alemán e indirectamente al embrión de lo que sería después Kraftwerk, en los últimos setenta y primeros ochenta a bandas como Joy Division y sus herederos, y en los noventa al indie de factura electrónica (Stereolab o Broadcast, por citar los ejemplos más «luminosos»). En la actual década son citados por Portishead como una influencia decisiva en su reciente trabajo ‘Third’ (2008).