¿Lengua común o lengua única?
La lengua ha sido siempre uno de los caballos de batalla de los excluyentes, tanto de un lado como de otro. En las últimas semanas estamos asistiendo a un resurgimiento de estos asuntos que permanecían en segundo plano desde mediados de los noventa. Ha sido UPyD quien ha tomado la iniciativa para que «el castellano sea la lengua común». En principio, y después de leer el manifiesto, todo lo que se expone me resulta tan lógico y razonable como obvio y vacuo. ¿De verdad hace falta algo así ahora o es un arma política arrojadiza más?
En manos de algunos, hasta el objeto más inocente puede ser un arma mortal. En este sentido estoy muy de acuerdo con el artículo que Antonio Gamoneda publicó en El País del pasado domingo 30 de junio. Creo que si de verdad se quisiera abrir un debate serio y sereno sobre esta cuestión no se adoptaría una posición tan militante e inamovible de aquellos que no soportan otro nacionalismo que no sea el suyo (hablo de las dos partes).
Para ser sincero, desconozco cual es la situación real de la enseñanza y el uso de las lenguas cooficiales más allá de informaciones viciadas y políticamente interesadas. Es muy difícil saberlo. Cada uno cuenta la película según lo que le interesa. Las noticias que algunos diarios que todos conocemos llevan a sus páginas son casos extremos que a menudo se han quedado en nada, magnificados por la lupa de los rastreadores de atropellos contra la «lengua común». Lo cierto es que de los datos que nos ofrece, por ejemplo, el informe PISA, cabe deducir que en Cataluña los alumnos obtienen una mejor puntuación en comprensión lectora que la media estatal y superior a Portugal o Italia. El el País Vasco la puntuación es aún mayor, sólo por detrás de La Rioja (Datos extraídos de la tabla II.6.1 del informe).
El panorama es desde luego muy complejo, y lo que menos necesitamos son salvadores de la patria cuando la patria no está en peligro. Vamos a dejar la visceralidad y el populismo de un lado y trabajemos todos juntos para encontrar una solución aunque nos lleve años conseguirla. El problema es que UPyD necesita su cuota de aparición en medios, como todo el mundo. También tienen derecho a ello.