El bloguero responsable y los comentarios
Estoy siguiendo con atención todo el asunto SGAE contra Julio Alonso. La SGAE sabemos todos quienes son y ya he hablado ampliamente por aquí sobre ellos, pero quizás muchos de vosotros no sepáis que Julio Alonso es un bloguero que desde su bitácora Merodeando lleva un buen puñado de años escribiendo mayoritariamente sobre internet, tecnología y medios de comunicación. Todo comienza en 2004 con un artículo escrito el 23 de abril por Julio llamado SGAE=Ladrones’ en el que se recoge la campaña de Google bombing que se llevó a cabo contra la sociedad de autores. El post es bastante correcto, pero el problema está en los comentarios, donde se realizan acusaciones graves contra miembros de la SGAE.
Son estos comentarios los que han llevado a Julio Alonso a juicio. En la vista pública celebrada hoy se ha condenado al autor de Merodeando (en El País, Público, Soitu.es) a 9.000 euros de multa y a retirar los comentarios ofensivos. El caso es polémico, porque hay sentencias a favor y en contra dentro y fuera de España. En nuestro país tenemos casos en los que la Justicia ha resuelto a favor del demandado. El más sonado es el de un estudiante que dejó en un blog un comentario insultante contra uno de sus profesores. A pesar de que el propietario de la bitácora borró el comentario fue llevado a juicio por el docente. La sentencia fue absolutoria. En la misma línea van las sentencias dictadas por la Corte Federal norteamericana.
Hay varias claves que, a mi entender, hay que poner encima de la mesa para dejarlas claras. La primera de ellas es que un blog no es un medio de comunicación al uso y que no todos los blogs son iguales. No me parece de la misma gravedad un comentario ofensivo en una bitácora influyente con miles de visitas diarias que en, por ejemplo, rmbit, que tiene apenas unas setenta. En este sentido un bloguero influyente ha de ser más responsable de lo que se escribe en su blog que los demás.
La segunda clave se refiere a lo pertinente del comentario o a si es ofensivo. La ofensa es a menudo algo subjetivo y no todas las ofensas son iguales. Se puede ofender con cierta gracia o siendo grosero. Aparte de la cuestión de ofender o no ofender, otro aspecto importante es si el comentario es pertinente, está relacionado con la información a la que comenta o aporta o complementa la información expuesta en el post. Revisando mi Guía de Estilo y Buenas Prácticas se recoge en el artículo 4.2 lo siguiente:
rmbit se reserva el derecho de moderar los comentarios para, en su caso, modificar o suprimir aquellos que resulten ofensivos, promuevan la polémica gratuita, usen lenguaje impropio o no concuerden con el contenido del artículo que comentan.
La tercera y última clave es la libertad de expresión. Es cierto que en nombre de este derecho se han dicho auténticas barbaridades. El límite entre la libertad de expresión y el delito de amenazas, de calumnias o de intromisión en el derecho al honor está borroso y es muy polémico. Internet está poniendo a prueba esta débil frontera…