Adiós a Sergio Algora
Me acabo de enterar de que Sergio Algora murió la pasada madrugada (noticia en El País, Público). Por ser una desaparición no esperada ha caído como una bomba dentro del mundillo indie nacional. Para quien no lo sepa, Algora, zaragozano de 39 años, fue el alma de uno de los proyectos musicales más originales y talentosos de los últimos años. Por supuesto me refiero a El Niño Gusano. Sergio tiñó con su particular personalidad y forma de ver el mundo tanto la música como las letras de la banda.
Considerado un grupo de culto, El Niño Gusano publicó tres aclamados trabajos (‘Circo Luso’ (1995), ‘El Efecto Lupa’ (1997) y ‘El Escarabajo más Grande de Europa’ (1999)) antes de abandonar la formación para embarcarse en otras lides. Aunque nunca abandonó la música, comenzó a dedicarse a la literatura, sobre todo a la poesía. Durante cuatro años, entre 2003 y 2007, fue junto a Fran de Australian Blonde el cincuenta por ciento de La Costa Brava, uno de los tándems musicales más fructíferos y particulares de la historia de la música española. En ese breve período de tiempo publicaron seis inolvidables trabajos: ‘Déjese Querer por una Loca’ y ‘Los Días más Largos’ en 2003, ‘Se Hacen los Interesantes’ y ‘Llamadas Perdidas’ en 2004, ‘Costabravismo’ en 2005 y ‘Velocidad de Crucero’ en 2007.
Mi experiencia personal con este tipo genial comenzó en 1995 cuando escuché por primera vez a El Niño Gusano con una marcianada llamada ‘La mujer portuguesa’, el que sería su primer sencillo. Nadie había hecho algo parecido a esas rimas imposibles que evocaban imágenes disparatadas repletas de freaks (en el sentido clásico de la palabra) con buen corazón y capaces de hacer una psicodelia con referencias genuinamente españolas. Se les comparó durante años con otros inclasificables como los galeses Gorki’s Zygotic Mynci o con bandas nacionales de los sesenta y setenta, pero sin mucho acierto. El Niño Gusano no encajaba en ninguna etiqueta. Su gran explosión y llegada a las masas vendría con ‘El Efecto Lupa’. Ficharon por la multinacional RCA y comenzaron a hacer videoclips. Aunque se perdió algo de la «esencia gusana», fue su disco más accesible. El vídeo del tema ‘Pon tu mente al sol’ marcó, en mi opinión, un punto de inflexión en la música independiente nacional. Era la prueba palpable de que un grupo indie con una propuesta poco convencional podía llegar al gran público. No es casualidad de que poco tiempo antes, en 1996, Pepsi consiguió que Australian Blonde salieran en uno de sus anuncios. Después de dos años llegaría el que para muchos fue su mejor disco, ‘El Escarabajo más Grande de Europa’, un trabajo amargo y más serio que los anteriores, pero en mi opinión también más acertado.
Con La Costa Brava, mis sensaciones fueron similares. Aunque estaba Fran, en el fondo seguía teniendo el sello inconfundible de Algora en las letras y por supuesto en su voz particular. No estabamos acostumbrados a que una banda nos entregara dos discos de catorce canciones por año. En ese sentido, La Costa Brava fueron un portento. Aunque los temas de sus discos eran un tanto irregulares, nos ofrecieron un montón de perlas dignas de ser recordadas. Ahí queda, por ejemplo, ‘Adoro las pijas de mi ciudad’ (2005) con vídeo incluido. Tampoco puedo dejar de hablar de la agradable sorpresa que me llevé al saber que habían hecho una versión del ‘Race for the prize’ de The Flaming Lips.
Y para terminar, unos vídeos:
‘Pon tu mente al sol’ (1997) de El Niño Gusano (¡qué recuerdos!):
‘Adoro a las pijas de mi ciudad’ (2005) de La Costa Brava: