Extremadura y el principio de solidaridad
Recozco que me ha hecho cierta gracia la «broma» que el concejal por ICV en Torredembarra (Tarragona) Lluís Suñé ha colgado en su blog. Hoy aparecía reflejado en muchos diarios de tirada nacional y regional, sobre todo aquí en Extremadura, donde algunos se han puesto de uñas. Y les comprendo. Después de la risa inicial, me ha venido a la mente una cosa que se llama principio de solidaridad y que está en la Constitución, concretamente en el apartado 1º del artículo 138:
El Estado garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad consagrado en el artículo 2 de la Constitución, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas partes del territorio español, y atendiendo en particular a las circunstancias del hecho insular.
En la práctica, eso se ha traducido en un reparto del PIB equitativo mediante el cual las Comunidades Autónomas cuyo producto interior bruto es mayor que la media deben compensar a aquellas que están por debajo. Son las famosas balanzas fiscales. Por ese motivo, Cataluña entre otras, deben ceder parte de su riqueza para compensar los desequilibros de las más pobres. Es el precio que han de pagar por integrar un sistema autonómico solidario. Lamentablemente es muy fácil hacer demagogia con esto por parte de algunos sectores del catalanismo.
Igual que digo esto por un lado, también lo digo por el otro. Los extremeños tampoco tienen motivos para decir, generalmente por motivos políticos, que los catalanes son insolidarios. Sólo Extremadura recibe casi una décima parte (concretamente el 8,7% según las mediciones más favorables) del PIB de Cataluña, que se dice pronto. Ese es el principio de solidaridad. Y así debe ser, sabiendo cada uno lo que da o lo que recibe y lo más importante, por qué lo da o por qué lo recibe.