‘La Habitación de Fermat’ forma parte de un extraño género de películas a medio camino entre el suspense, el misterio y el thriller. A todo esto se le añaden algunas gotas de ciencia y de «frikismo» light. Luis Piedrahíta y Rodrigo Sopeña dirigen en 2007 una de las rara avis del cine español de la temporada y quizás de la década. Pero lamentablemente lo convencional del planteamiento le corta las alas. Tampoco resultan creíbles unos actores que, salvo excepciones, sobreactuan.
La trama comienza cuando un misterioso anfitrión cita a cuatro matemáticos en un lugar secreto para invitarles a resolver varios acertijos. Pero pronto las cosas dejarán de ser lo que parecen para convertirse en una pesadilla de la que será muy difícil salir. El guión, aunque bueno, también tiene algunas trampas y es demasiado enrevesado. El desenlace me parece también un poco flojo. Su mayor virtud quizás sea su originalidad y la capacidad de crear un ambiente enigmático.
En definitiva, la propuesta poco vista de Luis Piedrahíta y Rodrigo Sopeña se desperdicia con una dirección ramplona y convencional. Una pena que no haya un poco más de riesgo… Decepcionante.
La lengua ha sido siempre uno de los caballos de batalla de los excluyentes, tanto de un lado como de otro. En las últimas semanas estamos asistiendo a un resurgimiento de estos asuntos que permanecían en segundo plano desde mediados de los noventa. Ha sido UPyD quien ha tomado la iniciativa para que «el castellano sea la lengua común». En principio, y después de leer el manifiesto, todo lo que se expone me resulta tan lógico y razonable como obvio y vacuo. ¿De verdad hace falta algo así ahora o es un arma política arrojadiza más?
En manos de algunos, hasta el objeto más inocente puede ser un arma mortal. En este sentido estoy muy de acuerdo con el artículo que Antonio Gamoneda publicó en El País del pasado domingo 30 de junio. Creo que si de verdad se quisiera abrir un debate serio y sereno sobre esta cuestión no se adoptaría una posición tan militante e inamovible de aquellos que no soportan otro nacionalismo que no sea el suyo (hablo de las dos partes).
Para ser sincero, desconozco cual es la situación real de la enseñanza y el uso de las lenguas cooficiales más allá de informaciones viciadas y políticamente interesadas. Es muy difícil saberlo. Cada uno cuenta la película según lo que le interesa. Las noticias que algunos diarios que todos conocemos llevan a sus páginas son casos extremos que a menudo se han quedado en nada, magnificados por la lupa de los rastreadores de atropellos contra la «lengua común». Lo cierto es que de los datos que nos ofrece, por ejemplo, el informe PISA, cabe deducir que en Cataluña los alumnos obtienen una mejor puntuación en comprensión lectora que la media estatal y superior a Portugal o Italia. El el País Vasco la puntuación es aún mayor, sólo por detrás de La Rioja (Datos extraídos de la tabla II.6.1 del informe).
El panorama es desde luego muy complejo, y lo que menos necesitamos son salvadores de la patria cuando la patria no está en peligro. Vamos a dejar la visceralidad y el populismo de un lado y trabajemos todos juntos para encontrar una solución aunque nos lleve años conseguirla. El problema es que UPyD necesita su cuota de aparición en medios, como todo el mundo. También tienen derecho a ello.
Algo se mueve en la política nacional. Esa al menos es la impresión que he ido afianzando después de varios acontecimientos, la mayoría de ellos muy perjudiciales para el Gobierno de Zapatero. La primera y más importante de todas es el renacimiento casi milagroso de un Partido Popular en el que muy pocos creían. Los marianistas al final se impusieron con soltura a las embestidas del sector crítico, custodio de las esencias del aznarismo. Casi me parece un milagro después de las tormentosas semanas que precedieron al 16º Congreso.
La nueva etapa que ahora comienza (parece que) con fuerza se está viendo reflejado en las encuestas de opinión que se han realizado hasta la fecha. En el Pulsómetro de la Cadena SER, Rajoy está ya por encima de Zapatero en popularidad. Por poco, pero lo está. La remontada ha sido espectacular. El viaje al centro que yo vaticinaba como tortuoso en un post hace un tiempo no ha resultado al final ser tal. Aunque los rebeldes siguen farfullando, la fortaleza de Mariano parece ya fuera de toda duda.
La coyuntura económica y social de los últimos tiempos tampoco han ayudado nada al Gobierno. Asuntos como la «crisis» económica, la subida del recibo de la luz o el paro de los transportistas, gestionados todos con poco acierto, han sumido al equipo de Zapatero en una situación un tanto comprometida. De nuevo, por enésima vez, los errores cubren por completo los éxitos (que son bastantes) del Ejecutivo. Los tropiezos han sido aprovechados con avidez por la derecha mediática para agrandarlos y exagerarlos hasta darles dimensión de catástrofe. Una lluvia fina de hechos que, sin quitarle la gravedad que tienen, son los mismos que están sufriendo otros países de nuestro entorno. Otra vez falla la política de comunicación.
Mientras tanto, Mariano sigue avanzando. Sólo los suyos podrán acabar con él…
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