Un Código Penal más duro
En los últimos días estamos asistiendo a una colección de declaraciones sobre la justicia, política aparte, y sobre todo acerca del endurecimiento del Código Penal para determinados delitos. Curiosamente, estas reformas de la ley penal se realizan sobre aquellos supuestos que generan mayor alarma social. Alarma social amplificada irresponsablemente por los medios de comunicación. Como ahora el foco está sobre estos delitos, el Ejecutivo se apresura a proponer nuevas medidas de aumento de penas para tal o cual delito horrible.
Por descontado quiero dejar claro que tanto la pederastia, el terrorismo, la violación, la violencia de género y otros delitos parecidos me parecen muestras de la peor parte del ser humano, y como tal, deben ser corregidas o castigadas o como queramos llamarlo. Pero también es cierto que se siempre se peca de oportunismo, anunciando mayores penas para los criminales en momentos en que el populacho pide la cabeza del personaje de turno.
Considero que en estos casos la justicia no existe, porque no hay nada que pueda reparar la pérdida de un familiar o un hecho tan traumático como una violación. Aunque venganza es una palabra muy fuerte, es realmente lo que se busca. La pregunta que me formulo ahora es: ¿Sirven de algo estos cambios en el Código Penal más allá de calmar la sed de venganza? En mi opinión (y creo que ya he hablado alguna vez de esto) no. Y me explico: delitos como la violación, el asesinato o la pederastia hacen referencia a los más bajos instintos del ser humano y a la visceralidad y no responden a un trasfondo racional como por ejemplo los delitos financieros o los robos. Se seguirán cometiendo mientras los humanos seamos humanos y no hay ley que la pueda frenar. Ante esto sólo cabe la educación… O sea que la cosa va para largo.