La buena televisión española se hizo hace décadas
Es lamentable que en España se haya perdido la poca cultura televisiva que ha existido. Para muchos cultura y televisión son dos conceptos antagónicos. Por desgracia ahora sí lo es, pero desde luego en la España de los sesenta y primeros setenta, con todas las limitaciones técnicas y políticas que había, se puede considerar (con permiso de los ochenta) la edad de oro de la televisión española.
Me he decidido a escribir un post sobre este tema después de ver ‘El Irreal Madrid’ (1969), un desconocido programa producido por TVE y dirigido por un desconocido Valerio Lazarov que descolocó a muchos en aquella época. Aunque han pasado los años (y los años no perdonan), ‘El Irreal Madrid’ sigue conservando toda su fuerza, su originalidad, su humor y su irreverencia. Como digo en su día no fue bien entendido. Tal y como comenta Lazarov en la introducción de la reemisión emitida en el canal TVE 50 hace un par de años, la obtención del primer premio en el Festival de Televisión de Montecarlo de 1969 consiguió que el programa se salvara de la censura.
Y es que eran tiempos en que las producciones televisivas españolas triunfaban en el extranjero. La celebérrima serie de Narciso «Chicho» Ibáñez Serrador ‘Historias para no Dormir’ (1966-1968) consiguió la Ninfa de Oro al mejor guión en el citado Festival de Montecarlo en 1967 por el episodio ‘El Asfalto’. Otro controvertido programa de Chicho fue ‘Historias de la Frivolidad’ (1967) que consiguió también el principal galardón en Montecarlo. Por último voy a recordar el cortometraje ‘La Cabina’ (1973) de Antonio Mercero, donde un muy dramático José Luis López Vázquez hizo quizás uno de los mejores papeles de su carrera. El ambiente opresivo del corto era una genial metáfora (que la censura no detectó) de la España del tardofranquismo.
Pero hay que volver al presente. Ahora que tenemos todos los medios a nuestro alcance, toda la libertad del mundo, toda la tecnología que podamos imaginar, lo que falta es lo más importante: la audacia y la originalidad. Se pueden contar con los dedos de una mano, y nos sobrarían dedos, los espacios televisivos que hoy día merecen la pena en nuestras cadenas. Una pena.