La Vanguardia abre su hemeroteca a todos
Desde hoy, el decano de la prensa catalana La Vanguardia abre todas y cada una de las páginas de sus 127 años al público. Cualquiera puede consultar ya mismo todos los números y descargárselos en formato PDF. Además cuenta con un buscador bastante ágil y efectivo que permite encontrar prácticamente cualquier cosa (incluidos los anuncios, algo bastante curioso) en su texto gracias a un sistema de reconocimiento de caracteres. Desde luego el esfuerzo para la digitalización de todo el fondo documental ha tenido que ser colosal.
Esta mañana he entrado por primera vez a echar un vistazo y hacer unas búsqueda. La primera impresión ha sido muy buena. La navegación por la hemeroteca es muy sencilla e intuitiva y en general funciona bastante rápido. Me ha gustado mucho la información adicional que incluyen algunas ediciones o, por ejemplo, cuando no se editó el diario. En este caso aparece una línea de texto explicando el motivo. Cuando entramos en un ejemplar podemos ver todas las páginas, ampliarlas y descargarlas. La única pega es que no es posible descargarse el diario entero de una sola vez. Otra limitación es que no podemos ver las últimas treinta ediciones publicadas. Lógico, porque esto queda reservado a los suscriptores.
Dando una vuelta me voy, como es natural, a los momentos críticos de nuestra historia y por lo que veo, también del diario. En concreto «aterrizo» el 25 de enero de 1939. Esta fecha supone el último día de guerra civil en Cataluña y obviamente el último día de la II República. Así comienza el cuerpo del artículo de portada de la edición de ese día:
El Ejército de la República se dispone a defender Barcelona, a cerrarle el camino a los invasores. Europa contempla el espectáculo y se prepara a ver reproducida la gesta de Madrid. No seríamos sinceros si no manifestáramos la certidumbre de que la consciencia de la urbe catalana mide exactamente el momento y rebusca en su ser las viejas y fuertes esencias que le dieron fama.
El 26 caería Barcelona con la entrada en la capital catalana de las tropas sublevadas de Franco. Precisamente ese día 26 de enero no se publicó el diario. La Vanguardia resurgiría el 27 de enero rebautizado como «La Vanguardia Española», denominación que mantendría hasta 1978. Pero este cambio tiene mucho de siniestro. La línea editorial cambia radicalmente, fruto de la ocupación de la redacción por personal adicto a los sublevados. Por si esto no quedara claro, en el antetítulo de la edición de ese día aparece el texto: «Diario al servicio de España y del Generalísimo Franco». Bajo el enorme titular de «Barcelona para la España invicta de Franco» se incluye un texto a modo de editorial redactado con ese palabrerío tan repugnante y grandilocuente:
[…] La grandeza histórica del momento en que vivimos no es clima propicio a exaltaciones desmesuradas. El glorioso Ejército liberador del Generalísimo, que con tan natural heroísmo ha llevado a cabo la gesta ingente de nuestra liberación, ha de darnos la tónica. Simplemente, la actitud de LA VANGUARDIA liberada ha de ser esta, por hoy: decir «¡Presente!» Aquí está de nuevo el veterano diario para defender los postulados que han sido carne de su carne y entraña de su entraña, los añejos ideales eclipsados por esa ola de locura que lo ha envuelto todo durante los últimos treinta meses, por esa pesadilla horrenda de la que acaba de sacarnos con sin igual heroísmo el Ejército salvador de Franco. […] Salimos a la calle como podemos. Una de las últimas gestas de los fugitivos fue destrozar nuestra maquinaria. Jefes del glorioso Ejército Nacional y corresponsales de Prensa al servicio de España han podido comprobar por sus propios ojos, en la visita con que nos honraron anoche, esa última muestra de cultura, de amor al obrero y a los instrumentos de trabajo que han dado en su huída los representantes de la autoridad roja.
Ejemplos clave como éste sin duda ayudan a comprender a curiosos, investigadores e historiadores, los eventos más decisivos de nuestra historia en el último siglo y cuarto. En definitiva, una tarea titánica que convierte a La Vanguardia en el primer diario en castellano que digitaliza toda su hemeroteca. Y si esa hemeroteca comienza en 1881 se convierte en un auténtico tesoro.