Grandes esperanzas
Es la noticia del día, de la semana, del mes, del año y quizás del siglo, al menos de esta primera y convulsa década del siglo. Barack Obama es ya el primer presidente electo negro de los Estados Unidos. Ya sólo ese hecho es extraordinario en sí mismo. Sólo hace cuarenta años desde que Martin Luther King fuera asesinado por defender los derechos civiles de las minorias. Mucho, muchísimo, se ha escrito estos días y se escribirá en el futuro sobre Obama, su personalidad, sus intenciones y demás.
Yo he de reconocer que me mantuve escéptico hasta el final. Pensaba que en el último momento McCain daría un vuelco a las encuestas, o que las encuestas podrían estar falseadas. Pero no, finalmente el huracán Obama arrolló a su adversario en una victoria sin precedentes. ¿Y ahora qué? ¿Qué esperamos del nuevo inquilino de la Casa Blanca? Pues, sobre todo los europeos, esperamos quizás demasiado. Hay que tener en cuenta el peso de la tradición norteamericana, de su idiosincrasia, de la peculiaridad del pueblo estadounidense. Barack Obama tomará decisiones que a este lado del Atlántico no entenderemos.
Sabemos que es muy difícil que la imagen de los Estados Unidos en el exterior pueda empeorar. Mejorará. En la agenda de Obama estará, sin duda, restablecer lazos rotos a lo largo de estos ocho años de atropellos internacionales, de guerras locas y terribles y de ilegalidades flagrantes. Esperamos que el patrioterismo barato haya finalizado. Esperamos que se retire el embargo a Cuba, se estabezcan negociaciones con Irán, con Corea del Norte y con Siria. ¿Lanzará ahora Bin Laden uno de sus mensajes? ¿Que dirá si aún está vivo?
A nivel interno, pero no menos importante, Obama defiende la cobertura sanitaria universal para todos los norteamericanos al estilo europeo. Y la papeleta de la economía que ha de intentar resolver tampoco es un plato de gusto, con un sistema financiero corrupto y desfondado. Siempre se dice que los grandes líderes de la historia surgen en los momentos críticos. Veremos si esto es verdad.
Por cierto, una curiosidad: el único bar en España (y quizás en el mundo) dedicado a Obama está en un pueblo cacereño, Arroyo de la Luz, y claro, han organizado un fiestón…