No es Nochevieja para jóvenes
Estos días de fiestas navideñas he tenido la desgracia de ver bastante más televisión de la que quisiera. Aún reverberan en mi cabeza los ecos del programa de Raphael en Nochebuena y los demás espeluznantes espacios que aquella noche de paz nos ofrecieron todas las televisiones generalistas sin excepción. Pero quizás esto no es lo peor. Si bien de año en año los espacios televisivos son menos originales, menos arriesgados y menos interesantes (¿alguna vez lo fueron?), lo que más que indignó fue la moda de meter en todas partes los llamados «timoconcursos» o espacios de participación telefónica.
Uno de los motivos por los que me planteé escribir sobre la Navidad televisiva fue por el espectáculo lamentable que dió Televisión Española en su programación especial de Nochevieja. Justo después de terminar el programa de «humor» de José Mota (mitad de Cruz y Raya) a eso de las 23.30 comenzó la típica gala con Ainhoa Arteta interpretando una soporífera versión de ‘Tears in heaven’ de Eric Clapton. Bueno, no pienso meterme con los contenidos, porque si no sería mucho peor. El caso es que justo después una apuesta pareja ataviada con trajes de punta en blanco daban la bienvenida al programa para pasar directamente al negocio. Más teletimo. Un enorme faldón con un no menos enorme número de teléfono sobreimpresionado nos invitaba a llamar sin parar para conseguir premios como un coche y demás. Me sentí estafado y pensé si realmente tiene sentido que financiemos una televisión pública que hace estas cosas. Vamos a peor.
Haciendo zapping aquí y allá hasta la hora de las uvas me di cuenta de que el resto de cadenas no brillaban precisamente por su originalidad. Aunque algunos piensen que La Sexta con Buenafuente y Berto hicieron algo diferente, la verdad es que lo tenían fácil y nada que perder (ni siquiera audiencia). De todos modos nada del otro mundo. Al final me quedé diez minutos viendo en Popular TV el clásico de Louis de Funès ‘El Gendarme se Casa’. Así estuvieron las cosas.
Una vez superada con éxito la catarsis de las uvas, con capas por aquí, vestidos de noche por allá, cuartos por un lado, comecocos comeuvas de MasterCard por otro y primeros anuncios del año, consensuamos con la familia poner ‘No es País para Viejos’ hasta la hora de salir por ahí… En fin.