‘Tiro en la Cabeza’
El pasado mes de octubre comentaba aquí, o más bien criticaba, todo lo que rodeaba al estreno de la película ‘Tiro en la Cabeza’ (2008) del realizador Jaime Rosales. Ahora es el momento de meterse a fondo con la película. Lo primero de todo es reconocer el valor de Rosales como narrador diferente, como desafiador de las reglas clásicas del cine. Ya lo vimos con la descarnada ‘La Soledad’ (2007), que hasta se llevó por sorpresa el Goya a la mejor película. ‘Tiro en la Cabeza’ supone un giro de tuerca más en este peculiar estilo de hacer cine. El espectador se convierte en un voyeur. En un principio podría pensarse que el punto de vista de la cámara es quizás el de un equipo de vigilancia que sigue los pasos al protagonista. Un protagonista que, si no supiéramos que es un terrorista, podría pasar por un ciudadano normal y corriente, que hace vida normal, que tiene amigos, novia… Sólo cuando llega el desenlace final conocemos el verdadero rostro del personaje.
La película está intencionadamente descuidada. La cámara siempre está fija, lejana, usando teleobjetivo y montada sobre trípode, por lo que se meten en el plano autobuses y camionetas de reparto, señores mayores, empleados de banca, que aparecen desenfocados y que a veces cubren la pantalla por completo. Otras tomas se ven completamente negras hasta que descubrimos una ventana que se enciende. También es curioso que hemos de seguir la narración sin saber en ningún caso lo que dicen los personajes. Los vemos hablar, gesticular, discutir, pero no los oímos. En su lugar se ha preservado el sonido ambiente de la ciudad o simplemente un silencio absoluto.
A pesar de todas estas limitaciones autoimpuestas, podemos seguir el transcurrir de la historia sin mayor problema y al no tener ni música incidental ni diálogos audibles, neutraliza el posible dramatismo artificioso, dando paso a un final de una naturalidad aterradora por lo realista. Mucho más impresionante que si se hubieran utilizado las reglas clásicas del drama. En definitiva, una película diferente que no todo el mundo comprenderá ni soportará, pero que se convertirá en un pequeño clásico del cine español más heterodoxo. Recomendable sólo para ojos entrenados. Por cierto, curioso trailer también, porque no tiene nada que ver con las imágenes de la película.