‘Okuribito’
Ahora mismo no recuerdo haber visto ninguna película sobre ritos funerarios, sobre la vida de un trabajador que tiene en la muerte su materia prima. Y mucho menos si esos ritos provienen del lejano oriente. Por eso, partir de estas premisas a la hora de ponerse delante de la pantalla parece muy prometedor. ‘Okuribito’ (o su traducción al inglés ‘Departures’ y al castellano ‘Despedidas’) es una producción japonesa de 2008 dirigida por Tojiro Takita y pasa por ser uno de los films del país asiático con más predicamento en el exterior de los últimos año gracias a que en 2009 ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
Daigo toca el violonchelo en una orquesta. Tras la noticia de su disolución, queda en la calle y se dispone a conseguir un nuevo empleo. Abandona la gran ciudad y vuelve a su pueblo natal. Allí encuentra un trabajo muy bien pagado pero al que pondrá al principio algunos reparos: empleado de funeraria. En un comienzo acompañará al maestro y aprenderá el arte del amortajamiento a la japonesa o nokanshi, un rito preciso que requiere experiencia y práctica. Mientras tanto, su mujer vive engañada sobre su forma de ganarse la vida.
‘Okuribito’, con sus dos horas y once minutos, es una película quizás excesivamente (e innecesariamente) larga y que se tambalea entre el drama y la comedia. A veces choca uno con el otro o se trata una secuencia dramática de forma casi bufonesca, algo por otra parte muy japonés. Pero por supuesto, en el fondo yace la tradición (otra más) milenaria del culto oriental a los muertos y su convivencia con un mundo cada vez más occidentalizado. Junto a la solemnidad del ritual y al corte de comedieta de algunas escenas, también chirría un sentimentalismo bastante poco creíble. En definitiva, una película que se deja ver a ratos, pero que no pasará a la historia.