‘Inside Job’
El género de los documentales de investigación incómodos prolifera cada vez más. Prueba de ello es ‘Inside Job’. Consiguió en la última edición de los Oscars el galardón al mejor largometraje documental. Con toda justicia se ha convertido en el más popular y comentado del año en todo el mundo. No en vano, el gran mérito de su director, Charles Ferguson, es contar cómo se gestó la crisis financiera mundial de 2008 y tener frente a las cámaras a algunos de sus responsables, con nombre, apellidos y rostro, respondiendo (a veces no) a incómodas preguntas.
‘Inside Job’ se divide en cinco partes ordenadas cronológicamente a lo largo de sus casi dos horas. Tras el ejemplo inicial y paradigmático de Islandia comienza con los orígenes de la crisis, los mimbres que se fueron tejiendo para llegar a una situación insostenible. Quizás se trate de la parte más compleja de comprender. Demasiados conceptos, muchas gráficas, muchos personajes y muchos acontecimientos. Posteriormente el espectador se familiariza con la jerga financiera y con los personajes haciendo más llevadero el visionado. El segundo segmento es quizás el meollo de la cuestión, la burbuja financiera se va retroalimentando a sí misma hasta que se hace insostenible. Los locos años 2000s repletos de drogas, sexo y otras adicciones para los ejecutivos de Wall Street. La tercera parte trata sobre la propia crisis, cómo estalla, el por qué, y qué pudo hacerse (y no se hizo) para evitarla. Completan el documental las consecuencias de la crisis, los responsables de que todo haya sucedido como ocurrió y cómo están ahora las cosas.
‘Inside Job’ es un documental, más allá del caso concreto, de la ambición humana, de la codicia y de cómo un panorama desregulado, sin leyes ni normas, produce auténticos monstruos sin escrúpulos ni sentimiento de culpa que nunca tienen suficiente, porque más que un negocio lucrativo con el que vivir bien es una adicción enfermiza que se lleva por delante los ahorros (los presentes y futuros) a ciudadanos inocentes y el dinero público para su rescate. Como todos sabemos, muchos de los responsables de todo el tinglado siguen en sus puestos como si nada hubiera ocurrido, esperando el momento propicio para volver a las andadas.
Uno de los temas más escandalosos es la connivencia entre el poder político y el económico. Muchos de los grandes ejecutivos de bancos, aseguradoras y otras entidades han formado parte en algún momento del gobierno de los Estados Unidos, bien como asesores o bien con puestos poderosos en las altas instancias financieras, presionando para que se aprobaran leyes favorables a sus intereses.
El espectador ha de indignarse viendo el documental, pero para eso la de ser un espectador indignado e informado. La mejor forma de que esto no vuelva a repetirse es que el mundo conozca lo que ocurrió, con todos los detalles posibles, y desterrar la idea de que estos asuntos son crípticos e indescifrables para el común de los mortales. Información es poder. En este sentido, Charles Ferguson ha hecho un gran servicio a la humanidad.
Pero no todo lo que he visto en ‘Inside Job’ son cosas positivas. El documental peca de ser excesivamente «correcto» en cuanto a las críticas al sistema. Se limita a reclamar una mayor regulación del mercado, pero no arremete ni contra el G7 ni contra el FMI, organizaciones que a menudo han contribuido a que la crisis se extienda por todo el mundo.
Formalmente el documental es impecable. Los gráficos que aparecen con profusión a lo largo de todo el metraje son sobrios pero muy bonitos y elegantes, igual que la fotografía y, en general la ambientación del documental, con entrevistas en despachos con rascacielos al fondo, encuadres interesantes, tomas aéreas espectaculares de Islandia y Nueva York y, en definitiva, todo aquello que tiene un documental realizado con mucho dinero y buenas ideas. Imprescindible para todos aquellos que no comprenden lo que son las hipotecas «subprime».
Para terminar, os dejo el vídeo incrustado: