Zamora en la vieja prensa ilustrada (y III)
Cerramos esta serie de artículos con la tercera entrega. Quizás rebuscando un poco más podrían extraerse infinidad de artículos, fotografías y detalles curiosos, pero mi tiempo es limitado. Comenzamos con un recorte que no pertenece a ‘La Esfera’, sino a otra publicación llamada ‘El Lábaro’. También cambiamos de época. De los años 1910s y 1920s nos retrotraemos hasta 1906, concretamente al 1 de febrero. El autor del texto, Baldomero G. Galán, se dedica a la alabar sin descanso la ciudad y sus gentes. Un pequeño ejemplo:
Vosotros, los que sólo sabéis de ella lo que la vieja historia cuenta, los que no la conocéis por vista de ojos, ignoráis cómo es Zamora. […] Cierto que todavía ciñe, en parte, a la ciudad un gracioso ceñidor de cubos y de almenas, y que aquella famosa «torre mocha» del romance da su imagen a las ondas del Duero caudaloso […] Pero, entrad en la ciudad, recorred sus limpias calles placenteras, inundadas de luz que baja a chorros del más alegre de los cielos […] asomáos a las murallas que, más que para la defensa de la ciudad, parecen construidas para que los moradores de ésta gocen de la vista deliciosa de aquel campo […] ¡Qué bien se vive en Zamora! A los ocho días de llegar a ella ya el forastero es conocido y conoce a la población entera; ya son todos sus amigos. Ya juega en el casino una partida de palos con «coro general» […] y ha saboreado las anguilas del Duero en el cañal de Guerra, y comido exquisitos cangrejos y lechugas, guisados por «la Gregoria», en los Tres Árboles…
Este artículo tan laudatorio se acompaña de algunas fotografías bastante interesantes, sobre todo la de la derecha, donde podemos ver una vista prácticamente inédita de la catedral desde el interior de la llamada Casa del Cid, que hoy es una propiedad privada:
Ya para finalizar una última curiosidad. Dos fotografías que nos ofrecen una panorámica de Zamora tomadas casi desde el mismo lugar (quizás San Frontis o Pinilla). Una de ellas es de Charles Clifford, el fotógrafo galés al que le dedicamos ya un artículo y que recorrió España para dar a conocer nuestro patrimonio a través de ese nuevo invento que era la fotografía. La imagen es de 1854, fecha en la que está datada esta imagen, con lo que podemos decir, que junto con aquella, es la foto más antiguas tomada de la ciudad. La segunda es de J. Laurent y está datada hacia 1870. La diferencia entre ambas fotografías (salvo el encuadre) es prácticamente nulo. Los mismos edificios, las mismas huertas e incluso los mismos carros. 16 años de diferencia a mediados del siglo XIX no debían suponer gran cosa en una sociedad donde la tradición mandaba y las generaciones pasaban sin apenas novedades. Quizás algunos de los habitantes de esas casuchas llegarían a ver el esplendor del siglo XX…