«Insumisos» de las redes sociales
Ayer leí en El País un interesante artículo sobre algo que creo que es un fenómeno que crece: los cansados/hartos/asqueados de las redes sociales. Su título es bastante elocuente: «Insumisos de las redes sociales». Está en boca de todo el mundo, parece que todo el mundo las utiliza y si no las utiliza no estás en internet. Muchos nos rebelamos contra esto y buscamos un uso inteligente de la red, un uso útil que de verdad nos ayude en la vida diaria y en nuestras comunicaciones y no de lo que quieran determinados poderes. Da la impresión de que no somos conscientes de que toda esa información que se genera cae en manos de empresas privadas para su propio uso y consumo, normalmente publicidad.
Muchas veces nos dejamos llevar por el oropel de la moda, los interfaces intuitivos y bonitos, la comunicación fácil, y normalmente banal y por esa debilidad humana que es el cotilleo puro y duro, a cambio de estar controlados todo el tiempo. Afortunadamente es una moda que terminará más pronto que tarde. La gente se cansará y la red inventará otra cosa. En el artículo en cuestión, los principales argumentos que se esgrimen para no usar las redes sociales son, por una parte, la pérdida de tiempo que supone frente a las pocas ventajas que ofrece, y por otro la vulgarización de la información y el gusto por el chismorreo barato que en el fondo no aporta nada a nuestras vidas. Por mi parte, en su día me registré en Facebook, Twitter, Tuenti o Flickr, pero ninguna de ellas tiene actividad ya y he procurado borrar toda la información que contienen. En un futuro próximo eliminaré mis cuentas.
Son ya muchos años en internet (prácticamente desde que se popularizó a finales de los noventa) y he aprendido unas cuantas cosas. Por ejemplo seleccionar concienzudamente los servicios web en los que me registro y, por supuesto, tener muy claro los datos que puedo proporcionar y cuales pueden deducirse a partir de otros. Incluso también cuales puedo proporcionarme por mí mismo, sin depender de nadie. Pensaréis que es pura paranoia, pero cuanto menos se sepa de nuestras vidas en internet, mejor. Yo al menos no estoy dispuesto a facilitar el trabajo a absurdos estudios de mercado o recibir absurdos correos electrónicos con absurdas promociones que van directamente a la bandeja de «no deseados».